Buenos Aires, Argentina – “Entusiasmada por el sinvergüenza de su marido, llega a la capital y seduce a quienes la rodean. La llaman “La tirana” por la dureza con que trata a los hombres. Se crean conflictos de poder y finalmente cae en la cárcel”.
Sinopsis de «La reina del Mambo» película mexicana del año 1951.
En cierta ocasión no muy remota y ante un salón repleto de dirigentes, empresarios y medios de comunicación, la entonces presidente de la Nación Argentina. Cristina Fernández de Kirchner, levantó la vista y dijo una de sus frases de antología “Hay que tenerle miedo a Dios y un poquito a mí”.
Quienes conocen a la señora, saben claramente que cada una de sus palabras no son “al paso” y que guardan avisos intimidatorios para todo aquel que no esté dispuesto a besar el anillo de su mano izquierda, con genuflexión incluida.
Y como quien avisa no traiciona (según dice el refrán popular) el tiempo se ha encargado de poner aquella frase en su lugar sin que un mínimo rubor oscureciera su cara retocada por la ciencia.
El controvertido Jaime Durán Barba, quien ha colaborado en distintas campañas presidenciales, incluso en la de Mauricio Macri, ha sido muy claro en recientes declaraciones al periodismo, al afirmar al respecto que “Cristina Fernández ha demostrado que tiene una capacidad de avance y de provocar miedo en su entorno” y agregando que “Sin dudas, es la persona que ha tomado el poder en la Argentina, y que es precisamente ella la que manda, convirtiendo a Alberto Fernández en un delegado que obedece y lleva a cabo sus órdenes”.
El consultor y asesor político ecuatoriano, fue más allá con respecto al tema, diciendo que “Es un caso muy curioso para el estudio de la política, una persona que logra producir temor al presidente, en los aliados, en los diputados y en todo el mundo”.
Quizás allí esté la explicación a tanta “Obsecuencia debida” por parte de quienes son los encargados de promover temas para luego, convertirlos en leyes que favorezcan su delicada situación procesal.
El duro embate a la Corte Suprema y la propuesta de reformar la justicia en pos de “un poder judicial accesible, independiente y comprometido con los derechos” ha revolucionado a un país que parecía no tener lugar para sorpresas como esta y que sin embargo llegó. La moción de algunos dirigentes del partido oficial, hablaba incluso de conformar una Corte Suprema integrada íntegramente por militantes comprometidos con la causa y que llevaran tranquilidad a “la jefa”, algo que hasta el momento no se ha podido consumar y que por el contrario, ha logrado que los cinco integrantes del máximo tribunal, dejaran de lado cuestiones personales y de protagonismo, y se hicieran fuertes en la unión y en las ideas.
Así las cosas, se vienen días difíciles con decisiones que pueden llegar a ser determinantes o no, pero siempre con aquellas palabras del principio dando vueltas. “Para quien tiene miedo, todo son ruidos” dijo alguna vez un tal Sófocles y razón no le faltaba…