Reading, PA– Indiscutiblemente, en la gran mayoría de los casos las personas no saben hasta dónde llega el amor que, desde sus corazones, espíritu y cuerpo les dan a otros; es por este motivo que aprovecho esta edición para hablar del tema, a propósito de esta popular fecha.
Recuerdo y mantengo fresca en mi memoria una conversación con mi mamá, donde nos contó que a mediados de los años 70s, en Santo Domingo, en ese entonces nos hospedaba mi abuelo paterno, el cual estaba casado con una mujer llamada Inés, a la que yo solía llamar abuela; ella me trataba bien; y nos dio más que un refugio, un hogar. Esta mujer, tal vez sin darse cuenta, impactó y cambió la historia de muchas otras personas.
La situación económica no era la mejor; todos hacían un gran esfuerzo para sobrevivir, y estábamos en esa casa una joven mujer con no más de 23 años y sus dos pequeñas. Inés mostró amor y apoyó con lo que pudo, y su amor mostró el camino de salvación para mi madre, que estando muy agradecida también nos extendió a nosotras el sentimiento de bondad que recibió de Inés. Aunque éramos muy pequeñas, y es difícil recordar, si tenemos presente, el impacto de su amor.
En esa conversación mi mamá me dijo que en el momento cuando decidió regresar a casa de sus padres, habló con ella y sus palabras de alguna manera tocaron mi corazón, pues la respuesta de Inés fue, “yo te apoyo”. El punto es que toda la vida crecí respetando, amando y valorando a la abuela Inés, a pesar de no tener ya contacto con ella, pues emigró a vivir a los Estados Unidos.
De alguna manera, su amor se extendió hasta nosotras y mi mamá me enseñó lo agradecida que debo ser, y amar a la gente con ese amor que me permite brindar apoyo a quien lo necesite, independientemente de si es mi familiar o no. Esto mismo se los he enseñado a mis hijos, y estoy segura de que seguirá pasando de generación en generación, sobre todo porque el amor de Inés inspiró a mi madre a que nos acercarnos a Jesús, y eso perdurará para siempre.
Hace apenas unos días que Inés descansó en los brazos del Padre, pero su amor tiene un alcance interminable, por un gesto, una palabra dulce, el apoyo en momentos cruciales. Amar a todos como tal como son, es una bendición; esta es una buena temporada para mostrar amor y compasión, pues nunca sabes el alcance que un acto de amor tendrá. Que el impacto de Jesús en nuestras vidas nos mantenga el pulso equilibrado. ¡Un abrazo!