Pittsburgh, PA — Ya se cumple un año del COVID-19 y para los amantes de los deportes fue un año bizarro, pues las ligas de fútbol en el mundo pararon, en USA la mayoría de las actividades deportivas se cancelaron y parecía que ya no volverían.
El 13 de marzo del 2020, la NHL, NBA y la Fórmula 1 paraban todas sus actividades, mientras que eventos como el Torneo de Maestros de golf se cancelaba, y la Premier League y otras ligas europeas se detenían. Wimbledon, uno de los torneos de tenis más importantes, se canceló el 1 de abril. Todo se suspendía hasta nueva orden, en un tipo de efecto domino; parecía una película de terror, y nos quedamos hasta sin deportes.
Por suerte, siempre a todo problema hay una solución, y aunque no fueron fáciles las decisiones que se iban tomando en cada deporte, eran medidas necesarias, y ahora es cuando se empiezan a hacer las cuentas; por citar un ejemplo:
Cada juego del Barcelona en España, uno de los clubes emblemáticos en el mundo, representa para el equipo entradas por ingresos, comida, alcohol y objetos propagandísticos como el llavero, la bufanda, el gorro, todo con el símbolo del equipo, la simple foto de Messi, un afiche para decorar un cuarto; todo esto suma al final. Un solo partido para el club catalán puede representar ingresos en torno a los 220 millones de dólares.
En este momento ese club está jugando sin público, por lo que no tienen esos ingresos extras; juegan en un estadio vacío, en el que se pueden escuchar las instrucciones de los técnicos, e inclusive, los gritos del jugador simulando dolor por la patada que nunca recibió. Si multiplicamos esos 220 millones por 19 partidos, solo por la liga, sin contar la Champions League, que son mínimo 3 por la ronda de grupos, y la Copa del Rey -que es otro torneo local- se llegan a cantidades multimillonarias.
Además, el club catalán está mal económicamente, su deuda llega a 1,4 billones de dólares, y no están recibiendo un solo dólar por partido. Este es un ejemplo de lo que sucede en el deporte no solo en ligas de Europa, sino también en Sudamérica, donde los clubes están recibiendo auxilios de las federaciones nacionales, buscando nuevos patrocinadores e incluso la UEFA, en el caso de Europa, o la Conmebol en Sudamérica los están subsidiando. La FIFA ha tenido que dar dinero a cada confederación para poder ayudar a los equipos a solventar salarios.
Lo peor es que no sabemos cuándo el público regresará a los estadios en el mundo, más por las nuevas cepas de COVID-19 descubiertas en Inglaterra, Brasil y Sudáfrica, para citar las primeras.
Pérdidas billonarias
Para finales de enero, Deloitte, una de las firmas de auditores y consultores más importantes en el mundo, realizó un estudio de cuánto estaban sumando las pérdidas en los 20 principales clubes de fútbol del mundo. Concluyó que la temporada 19-20 se perdieron 1,1 billones de euros y está estimado que, combinado con la temporada 20-21, estas pérdidas llegarían a más de 2 billones de euros. Como si fuera poco el 20-21 será peor, ya que en la temporada 19-20 solo fueron afectados los últimos cuatro meses, y para esta temporada, parece que el público no va a regresar.
Algo similar ha sucedido en la NBA, MLB, MLS, NHL, en el golf, el tenis y las temporadas de automovilismo, de la F1 y del NASCAR. Si bien en el año 2020 muchos eventos se reabrieron o se jugaron en otro mes, lo hicieron sin público.
Además, se suspendió el evento del año; en el 2020 se iban a celebrar las olimpiadas en Japón, pero el 30 de marzo se decidió posponerlas para el verano del 2021. Tampoco se celebraron otros grandes eventos como la Eurocopa de Naciones y la Copa América, eventos gigantes en logística que también se pospusieron para este año. En fin, fue un año caótico también para el deporte.
Pero ya poco a poco también en América el público ha ido volviendo, y aunque eso me alegra, también me preocupa por lo que pueda pasar con los Rangers de Texas, el equipo de béisbol de Dallas, pues se espera que la temporada se abra con estadio lleno.
Hasta la próxima semana, con más noticias deportivas.