Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) invertirán 2.250 millones de dólares durante dos años para abordar las disparidades de salud relacionadas con la enfermedad del COVID-19 y promover la equidad entre las poblaciones de alto riesgo y desatendidas.
El plan de los CDC forma parte de una iniciativa financiada a través de la Ley de Asignaciones Suplementarias de Respuesta y Alivio del Coronavirus 2021 y se espera que otorgue fondos a hasta 108 departamentos de salud estatales, locales, territoriales y estatales libremente asociados.
Según una comunicación oficial enviada a los medios, “este financiamiento representa la inversión más grande de los CDC hasta la fecha para apoyar a las comunidades afectadas por las disparidades de salud relacionadas con la pandemia”.
“Todos en Estados Unidos deberían tener las mismas oportunidades de estar lo más saludables posible”, dijo la directora de los CDC, Rochelle Walensky.
«Esta inversión será monumental para anclar la equidad en el centro de la respuesta a la covid-19 de nuestra nación, y es un paso clave hacia adelante para traer recursos y enfoque a las inequidades en salud que han persistido durante demasiado tiempo en nuestro país», agregó.
Este nuevo esfuerzo de los CDC buscará abordar las disparidades de salud entre poblaciones en comunidades de alto riesgo y desatendidas, incluidas las poblaciones de minorías raciales y étnicas, y las comunidades rurales.
Además, ofrecerá subvenciones a los departamentos de salud para mejorar las pruebas y las capacidades de rastreo de contactos; desarrollar recursos y servicios innovadores de mitigación y prevención; mejorar la recopilación y notificación de datos; construir, aprovechar y expandir el soporte de infraestructura, y movilizar a socios y colaboradores para promover la equidad y abordar los determinantes sociales de la salud en su relación con el COVID-19.
Según datos de los CDC, el virus ha afectado de manera desproporcionada a algunas poblaciones y las ha puesto en mayor riesgo, incluidas las que están médicamente desatendidas, los grupos minoritarios raciales y étnicos y las personas que viven en comunidades rurales.
Estos grupos pueden experimentar un mayor riesgo de exposición, infección, hospitalización y muerte. Además, la evidencia muestra que los grupos minoritarios y las personas que viven en comunidades rurales tienen tasas desproporcionadas de enfermedades crónicas que pueden aumentar el riesgo de enfermarse gravemente de COVID-19, y también pueden encontrar barreras para las pruebas, el tratamiento o la vacunación.