El baile es una actividad física reconocida por sus múltiples aportes al desarrollo físico y emocional de las personas. A los niños y jóvenes les beneficia para aprender coordinación, mantener la atención y tener disciplina. Para los inmigrantes mexicanos en Filadelfia, tener clases de baile folclórico les ayuda a conservar sus raíces culturales, a conocer más sobre el país de donde vienen sus padres. Hay solo dos grupos de baile de este tipo de danza en el condado Montgomery.
El primero fue el Ballet Folklórico Yaretzi, cuyo nombre es de origen maya y significa “la siempre amada”. Fue fundado por los esposos Maribel García y Alfredo Navarro. El nombre lo escogió Maribel. Ambos estudiaron danza folklórica en el estado mexicano de Guerrero.
Lo que motivó a Alfredo a estudiar en el Instituto de la Danza de la ciudad de Acapulco “fue el gusto de la música y el baile en general”. De hecho, el maestro también practicó el baile tahitiano sobresaliendo en esta danza que requiere equilibrio y energía.
En marzo del 2001 llegó a vivir Bridgeport junto con su esposa con la cual tiene tres hijos Brandon, Uriel y Tomás. Todos han seguido los pasos de sus padres y se destacan como bailarines en el grupo.
Los esposos fundaron su grupo comenzando a dar clases a niños y jóvenes en 2009. Hasta la fecha, el maestro Alfredo da clases en el condado donde vive, así como en el sur de Filadelfia donde tiene estudiantes que comenzaron sus clases en Casa Monarca, un centro comunitario que funcionó durante siete años.
Maribel participa en las presentaciones, en asegurar que las bailarinas estén bien peinadas, maquilladas y vestidas de acuerdo con el atuendo del bailable, en enseñar la técnica del faldeo y ayuda a coordinar las presentaciones.
Ahora el maestro ha vuelto a dar clases presenciales, tras meses del cese de sus actividades y presentaciones. Alfredo se aseguró que los estudios donde practican los niños y jóvenes tengan suficiente espacio para conservar la distancia social durante los ensayos, y es obligatorio el uso de cubrebocas. Los estudiantes reanudaron la práctica de la danza folklórica mexicana con entusiasmo y dedicación. “Actualmente tenemos 16 bailarines activos para los espectáculos y 32 estudiantes en formación de diferentes edades”, nos dijo el maestro.
Alfredo trabaja tiempo completo en una compañía empacadora de café para luego dedicarse a enseñar la variedad de bailables de México. No podían faltar los sones jaliscienses ni la bamba veracruzana. Su repertorio incluye también bailes de los estados de Tamaulipas y Michoacán, entre otros. La danza de los machetes del estado de Jalisco requiere de gran habilidad por parte de los bailarines. Alfredo siempre busca añadir algo nuevo al ballet.“Este año voy a enseñarles a los estudiantes un bailable del estado de Aguascalientes”, informó a Impacto.
A pesar de su intensa jornada laboral y manejar durante las horas pico de tráfico en la carretera I-95, cuando va al sur de Filadelfia, el maestro siempre tiene una sonrisa a flor de piel, entusiasmo, energía, firmeza y paciencia para enseñar a la niñez y juventud inmigrante mexicana. Una de las grandes satisfacciones de los alumnos son las presentaciones durante las festividades del cinco de mayo, la celebración de la independencia de México, en el mes de la herencia hispana y otros eventos. El Ballet Folklórico Yaretzi brilla por su profesionalismo y precisión en sus bailables.
Precisión que se logra tras horas de ensayos rigurosos, de vencer las frustraciones y perseverar en la práctica regular.
Cuando se levanten las restricciones este año, habrá oportunidad de que las presentaciones sean más frecuentes, llenando de alegría no solo a la comunidad mexicana sino de otras que disfrutan de los bailables folklóricos.
Por su dedicación a este arte con el que está ayudando a las nuevas generaciones a abrazar sus raíces, Alfredo Navarro, es una vida de impacto.