Jóvenes voluntarios del proyecto solidario “Más Corazones” (Foto: Cortesía/Junior González)

La Habana, Cuba – En medio de la fuerte crisis económica que azota a la isla de Cuba, agudizada por la pandemia de COVID-19 y el reordenamiento económico lanzado por el Gobierno a inicios de este año, dos jóvenes de la ciudad de La Habana sintieron la necesidad de ponerse en acción y trabajar concretamente con los más desfavorecidos de la sociedad capitalina.

Él, Junior González González, amante de la historia de las artes y deseoso de poderla estudiar, y ella, Elizabeth Santana Hoyos, estudiante de arquitectura. Estos dos chicos se dieron a la tarea de crear un proyecto solidario denominado “Más Corazones”, con el objetivo de asistir y dignificar la vida de las personas que viven en las aceras, en las calles y en los rincones de la ciudad con una comida digna y con gestos concretos de alivio a sus necesidades.

Curioso por conocer todo lo relacionado con “Más Corazones” tuve la alegría de entrevistar a Junior González, uno de los fundadores de este proyecto. La conversación inició cuando le cuestioné a González acerca de lo qué les había motivado a empeñarse en la construcción de “Más Corazones”, a lo que él me respondió: “El compartir el amor. Yo creo que en el momento en que comenzó todo esto de la pandemia; parte de la experiencia que pude vivir de ese momento, fue la necesidad del qué puedo hacer yo como joven cubano en esta realidad que aún estamos viviendo, pero también como cristiano qué puedo hacer de manera concreta, y creía que era importante al igual que para los otros chicos el compartir nuestro amor con estas personas que están solas y desamparadas. Yo creía que era importante, a pesar de la pandemia, de tener que cuidarnos, proteger y mirar a alguien más que necesita ayuda, creo que era lo principal”.

Elizabeth Santana Hoyos (Foto: Cortesía)

Le pregunté a qué se debía el nombre de Más Corazones: “Los corazones no están solos. Creo que el hecho de que podamos hacer que alguien a pesar de no ser cristianos mueva su corazón y su mirada a alguien que no conoce y que está necesitado, es volver al corazón, ese corazón de joven que no piensa solamente en uno, sino que quiere compartir el amor, y entonces contagiar ese amor, esa caridad, de alguna manera. Esa es la cuestión del “Más”, sumar corazones a esta obra”, apuntó González.

Viendo que el proyecto cuenta en estos momentos con 27 jóvenes, los cuales forman parte del cuerpo de voluntarios fijos, además de otros municipios que también se les han unido para colaborar con el servicio le pregunté a González, cómo habían hecho para que otros jóvenes como ellos conectaran con el proyecto y se sumaran de manera activa, a lo cual respondió: “Ha sido algo muy rápido. De hecho, no hemos tenido que hacer mucho. Ha sido todo a través de amigos; yo le comentaba a un amigo lo que queríamos hacer, ‘queremos hacer un servicio, necesitamos recaudar algunos alimentos para ayudar a estas personas’ y el sí era de inmediato. No hubo que hacer un gran trabajo, todos se van sumando, todo aquel que se va enterando quiere colaborar de alguna manera, no solo jóvenes, también personas adultas nos han querido ayudar”.

Junior González González (Foto: Cortesía)

Uno de los pilares que sostiene “Más Corazones” en las relaciones con los más desfavorecidos de la sociedad es crear “amistad social”, término usado varias veces por el Papa Francisco sobre transitar hacia la cultura del encuentro, teniendo como base la capacidad de escuchar al otro a pesar de las diferencias que nos puedan separar. Es por ello por lo que quise saber cómo materializaban concretamente este término en los servicios que prestan. “Yo recuerdo siempre las palabras del Papa cuando nos habló a los jóvenes acá en La Habana, nos dijo ‘Sueñen’, y desde el primer momento yo soñaba con el poder unir a todos, no estar tan divididos en religiones –cristianos, no cristianos– o sea poderlos juntar a todos para compartir sus dones, sus talentos, lo que saben hacer por alguien más, me parecía algo genial. Entonces esa cuestión en tiempos en el que el individualismo es lo que prima, y salirse de verme yo para ver a alguien más, no importa de dónde vienes, no me importa lo que has hecho años atrás, sino que me importa que tú quieras servir de una manera concreta y dedicar todo tu amor a alguien es para mí lo más importante, y el trabajar juntos. Ver tanta gente y tan variada en un servicio, eso es fabuloso, es ver esa amistad social de la que habla el Papa”, señaló González.

Distribución de la comida para las personas de la calle (Foto: Cortesía/Junior González)

La experiencia de “Más Corazones” me hizo caer en cuenta que más allá de la adversidad por la que esté atravesando un pueblo, el desánimo que pueda sobrevenirnos ante un futuro incierto y una esperanza que aún no toca a la puerta, aparecen personas con un corazón que todavía les late, dispuestas a remangarse las mangas por construir una sociedad más justa, fraterna y sobre la misma dignidad unos con otros.

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