Ciudad de México, .- Preocupado por el escenario homogéneo que abunda para el cine documental en la actualidad, Juan Manuel Sepúlveda sigue experimentando y arriesgándose en el género y con «La sombra del desierto» el director da una mirada más humana a la migración.
«(El filme) es una nueva manera de ver el desierto, el nomadismo y la migración para salirnos de la estúpida visión que lo criminaliza -la visión afín a los gobiernos en turno- y también de esta visión que victimiza al migrante», menciona este lunes en entrevista con Efe el director Sepúlveda, nacido en Pachuca de Soto en 1980.
La alternativa que queda es la que ha intentado impulsar, la que desgrana la vida e historias de aquellas personas que dejan sus hogares por necesidad lograda a partir del diálogo, el respeto y la convivencia con los mismos.
En el 2007 Sepúlveda exploró «el punto más lejano de la migración», el desierto, en su documental «Frontera infinita».
En su viaje se encontró con que no existe tal punto culminante sino un camino continuo e inacabable.
Una década más tarde retoma el tema desde un punto «más maduro», en el que reafirma su primerísima hipótesis: «el viaje del exilio no termina nunca».
Su nuevo interés por indagar la migración centroamericana llegó cuando el expresidente estadounidense Donald Trump anunció su intención de construir un muro que dividiera la frontera de México y Estados Unidos como solución a dicho problema social.
«Decidí asomarme a ese desierto y me encontré no solo fue una lucha contra la migración sino con una fuerza nomádica que no se detiene y que a pesar del muro que les pongan va a seguir siendo cruzado reivindicando el carácter infinito de ese espacio», explica.
Fue como Juan Manuel y tres personas más viajaron al norte de México para grabar el desierto de Sonora y las dinámicas sociales que llevan ahí los migrantes.
Así como a la comunidad del desierto Tohono O’odham -que se divide entre México y Estados Unidos- cuya historia es narrada a través de los juegos de los niños.
Luego de casi dos años de ser parte de festivales internacionales de cine, «La sombra del desierto» se estrenará el 3 de diciembre en circuitos de arte de México.
«Reafirmé que todos somos migrantes, que en las caravanas de cientos de miles de centroamericanos también hay mexicanos que están huyendo de la violencia de un país cada vez más polarizado y con la población más empobrecida», menciona.
«La migración siempre se ve como algo que le pasa al otro, pero tú no eres distinto a aquel que aspira a tener una mejor condición de vida», añade.
RETROSPECTIVA Y CRISIS DEL DOCUMENTAL
Juan Manuel está a punto de vivir la primera retrospectiva de trabajo tras más de 15 años haciendo cine.
Esta se llevará a cabo en la Cineteca Nacional de la Ciudad de México del 30 de noviembre al 3 de diciembre y, según relata, una revisión de su obra así genera una presión para seguir ejerciendo su profesión de forma congruente.
«Hay una apuesta por lo que haces y uno tiene que seguir siendo consecuente con ello», relata Sepúlveda.
Este también es un impulso para seguir repensando de forma crítica las formas de volcar las temáticas en el cine para seguir aportando a su desarrollo.
«Me preocupa mucho que de repente el documental está cayendo en una agenda política que lo rige en el sentido de a lo que tengo o no derecho a filmar, dependiendo de si soy hombre o si soy blanco», reflexiona Sepúlveda.
Desde su punto de vista el cine documental, como cualquier otro género cinematográfico, debe prescindir de fórmulas y líneas editoriales marcadas, y debe seguir arriesgándose para crear emociones en el espectador.