Washington, EE.UU.- El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ordenó este martes que su equipo de seguridad nacional identifique para finales de este mes a aquellos funcionarios estadounidenses que tienen más riesgo de sufrir el conocido como «síndrome de La Habana».
En una carta a seis miembros de su gabinete, Biden nombró además a un encargado de coordinar la respuesta del Gobierno estadounidense a esos extraños síntomas, que han sufrido desde hace un lustro decenas de diplomáticos estadounidenses en varios países del mundo.
Se trata de Maher Bitar, que ejerce como director sénior de programas de inteligencia en el Consejo de Seguridad Nacional (NSC) de la Casa Blanca, y que ahora sumará a esa función la de «coordinador intragubernamental en lo relativo a los incidentes anómalos de salud», confirmó a Efe una fuente oficial.
Bitar, que es palestino, fue uno de los asesores legales que ayudaron a los congresistas demócratas durante el primer juicio político contra el expresidente Donald Trump (2017-2021).
Hace un año se incorporó al NSC y desde entonces ha estado al frente de la coordinación de información de inteligencia delicada procedente de distintas agencias del Gobierno estadounidense.
El último presupuesto de defensa estadounidense, que Biden firmó en diciembre, obligaba al presidente a nombrar a un coordinador de la respuesta del Gobierno a los misteriosos incidentes, que se encargará de dirigir las investigaciones al respecto y la atención a las víctimas.
Biden ordenó además en su carta que, «como tarde el 25 de febrero de 2022», su Gobierno emita nuevas «directrices sobre los elementos de su fuerza laboral que se consideran bajo riesgo de exposición a los incidentes anómalos de salud».
En concreto, las agencias que deben identificar a esos funcionarios vulnerables son el Departamento de Estado, el de Defensa, el de Justicia y el de Seguridad Nacional; además de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y la Oficina de la Directora Nacional de Inteligencia, Avril Haines.
Más de 200 diplomáticos y funcionarios estadounidenses destinados a diferentes países han padecido síntomas del «síndrome de la Habana», llamado así por ser en esa ciudad donde se detectaron por primera vez los extraños problemas de salud en 2016.
Los afectados por esos incidentes -registrados en países como Cuba, China, Austria y Colombia, además de en Washington- padecieron síntomas similares a los de las lesiones cerebrales, con mareos, dolores de cabeza y falta de capacidad de concentración, que en algunos casos extremos les han forzado a retirarse.
Hace dos semanas, varios medios estadounidenses informaron de que la CIA ha descartado que esos problemas sean el resultado de una campaña dirigida por un país enemigo de Estados Unidos, como por ejemplo Rusia, algo que creían muchos en Washington.
El origen y el responsable de estos misteriosos «ataques» aún se desconoce, aunque algunos expertos apuntan a que podría haberse usado energía de radiofrecuencia para perpetrarlos.
Trump acusó en 2017 al Gobierno de Cuba de haber fracasado a la hora de garantizar la seguridad de los diplomáticos estadounidenses en su territorio, y redujo drásticamente el personal de la embajada en La Habana, aún bajo mínimos.