El multifacético artista musical residente en Filadelfia, Ximena Violante, dirigirá un fandango comunitario especial en el Centro de Artes Esperanza el 12 de marzo.
El fandango será una sesión musical improvisada de son jarocho de México, dirigida por Violante y un grupo de base conformado por músicos de Miami, NYC, DC, Nueva Jersey, y, claro, Filadelfia.
Se invita a que el público traiga su instrumento. El evento también contará con una vendimia de ropa y artesanías mexicanas tradicionales.
Ximena compartió sus pensamientos y conexión con la tradición del son jarocho. Habló sobre los desafíos de navegar la pandemia como artista y ofreció un vistazo de lo que nos espera a medida que regresamos a una nueva normalidad.
¿Cómo tomaste conciencia del son jarocho? ¿Qué es lo que te ha atraído de esta tradición? ¿Es más importante renovar y ampliar límites, o preservar formas históricamente precisas?
XV: “Nací en la Ciudad de México y vine a EE. UU. a los 7 años. Empecé a tocar música desde muy temprana edad, pero en donde vivía no habían músicas latinoamericanas. No fue sino hasta la universidad que fui aprendiendo sobre las tradiciones de mi tierra, y me encantaron; y hasta el día de hoy sigo aprendiendo todo lo que puedo. El son jarocho es una tradición mexicana que viene desde el tiempo colonial, y como cualquier otra tradición, ha tenido que cambiar para seguir siendo relevante y útil para las sociedades que lo practican. En Filadelfia, por ejemplo, llevamos 7 años haciendo talleres y hemos adaptado el son para contar y celebrar los temas que son importantes para nosotrxs, –la migración, la inclusión de gente queer y trans, el hecho que todxs venimos de diferentes contextos y escuchamos diferentes músicas–. Para mí en lo personal, en el espacio de los talleres que hacemos, es importante siempre enseñarlo lo más apegado a la tradición posible y, sin embargo, dejar la puerta abierta para adaptarla a nuestras necesidades. Como compositor, lo he fusionado con otros tipos de música, y tengo por separado un grupo de música original que se llama “Interminable”, ya que como migrante yo represento muchas trayectorias, muchas músicas, y se me hace importante celebrarlas a todas.
Muchas personas pueden tener definiciones un poco diferentes de lo que es un «fandango». ¿Podría describir dónde se origina el término y qué significa para Usted?
XV: Mucha gente conoce el «fandango» solo como un sitio web donde comprar boletos y, en realidad, la palabra existe en muchas tradiciones. En el contexto del son jarocho, el fandango, o también a veces llamado «huapango», es la fiesta o la celebración central de la tradición. Es donde se reúnen músicxs y bailadorxs, traen comida y tocan instrumentos de cuerda alrededor de la tarima, que es una plataforma de madera donde se hace un ritmo con los pies llamado zapateado. Es como el tambor central, el altar. Es similar a las celebraciones de bomba, o de plena, o como un “jam session”, o sesión improvisada, donde quien quiera participar es siempre bienvenido.
La pandemia ha sido muy desafiante. ¿Qué ha estado haciendo durante este tiempo para mantenerse activa como artista y qué le espera en el horizonte al final de la pandemia?
XV: Como artista de escenario y de fandango, hubo un tiempo largo que no pude ejercer mi música y eso fue muy difícil para mí, ya que mucho de mi trabajo depende de poder reunir a la gente. Yo, al igual que muchas otras personas, hemos tenido que cuestionar y revalorar cómo ejercemos nuestro trabajo artístico y cultural. En este último año me han salido muchos estudiantes y he trabajado mucho como maestrx particular y como artista docente, por ejemplo, yendo a escuelas a dar talleres. Ahora que poco a poco podemos irnos reuniendo de nuevo, me da mucho gusto colaborar con Esperanza para armar este fandango para todos ustedes, ojalá podamos seguirnos reuniendo ya sea en forma virtual o presencial, para seguir escuchándonos y para recordarnos de todas esas bellas conexiones que nos unen sin importar de dónde seamos.