Miami, EE.UU.- El director dominicano José María Cabral reconstruye la matanza de haitianos ordenada en 1937 por el dictador Rafael Trujillo en su más reciente largometraje, «Perejil», con el que devuelve al «pasado oscuro, xenófobo y racista» de República Dominicana, cuyos coletazos aun persisten, según dijo a Efe.
El largometraje, cuyo estreno mundial se dará este domingo en el Festival de Cine de Miami, trae a la actualidad la orden genocida de ejecutar la llamada «masacre del perejil» y lo hace a través de los ojos de Marie, una joven haitiana cerca de dar a luz y casada con un dominicano.
Trujillo (1891-1961) ordenó a sus tropas erradicar a los haitianos residentes en territorio dominicano, en especial en el noroeste del país, en la frontera con Haití, para lo cual, y de ahí el título de la película, se identificaba a las víctimas a través de la palabra «perejil», porque en la lengua creole la letra «r» tiene una pronunciación diferente.
«Fue una orden xenófoba y racista», afirma el joven realizador sobre la ejecución que se desarrolló en los primeros días de octubre de 1937 y por la que en pos de «blanquear» a la población, como señala Cabral, llegaron a morir incluso dominicanos de raza negra o mulatos.
Cabral destaca que uno de los motivos de haber filmado «Perejil» es que la masacre no es un «tema de discusión» en las escuelas hoy en día y que en su país pareciera que «no hay interés en entender lo sanguinaria que fue la dictadura de Trujillo», cuya figura aún tiene unos cuantos seguidores.
«Hay una idea de poder esconder nuestra xenofobia, de no querer ver ese pasado oscuro, xenófobo y racista que se respiró en esa época y aun existe, aunque no al mismo nivel. Tiene que ver con no querernos ver a nosotros mismos y a nuestro pasado», sentenció el joven director.
HABLAR DEL PASADO PARA ENTENDER EL PRESENTE
En la película de Cabral, que será la cuarta de su filmografía que se proyecte en el festival de Miami, la acción transcurre en la localidad de Dajabón, limítrofe con Haití y en donde conviven de forma armoniosa dominicanos y haitianos.
«Es una comunidad que funciona», y que «en esos años coexistían y habitaban» sin odio de por medio, lo que usualmente viene de líderes políticos», resalta el realizador, en cuya película los personajes habla español y creole.
Tiene fe de que «Perejil», al que le espera un recorrido por festivales internacionales antes de su estreno comercial en República Dominicana, pueda suscitar en su país «un diálogo sano, un debate con altura» para poder «empezar a hablar de estos temas y entender el presente».
Ve «muy peligroso» en ese sentido una especie de «micro trujillismo» que se siente en el país caribeño, compuesto por un «pequeño grupo» con «actitudes y pensamientos trujillistas», si bien señala que en los últimos años se ha dado un «lento proceso» hacia una mayor democracia en República Dominicana.
En aras de que el espectador entienda la «tragedia humana» detrás del genocidio que retrata la película, Cabral decidió apelar a «algo tan vulnerable como una mujer tratando de dar a luz la noche de la matanza» en Dajabón, personaje interpretado por la actriz haitiana Cyndie Lundi.
«Una de las mejores con las que he trabajado y de las mejores actrices caribeñas que he visto», dice, rendido, el director sobre su protagonista, a la que ya había reclutado para un papel en su anterior largometraje, «Hotel Coppelia» (2021), que también tiene a la dictadura de Trujillo como trasfondo.
EL «BOOM» DEL CINE DOMINICANO
«Perejil» es una las películas que componen el «Quinteto Dominicano», la muestra que el Festival de Cine de Miami, que se inaugura el próximo viernes 4 de marzo, ha incluido dentro de su programación para resaltar el reciente auge de la cinematografía en la nación caribeña.
Además del filme de Cabral, la selección incluye otras cuatro películas, algunas de ellas estrenos en EE.UU.: «Candela», de Andrés Farías Cintrón; «Carajita», de Silvina Schnicer y Ulises Porra Guardiola; «Una película sobre parejas», de Natalia Cabral y Oriol Estrada, y «Dossier de Ausencias», de Rolando Díaz.
Cabral destaca que el actual «boom» del cine nacional e internacional que se rueda en República Dominicana tiene su origen en la ley de cine promulgada en ese país en 2010 para estimular la producción audiovisual y que, entre otras cosas, ha permitido el salto de una media de dos largometrajes producidos al año a casi una veintena hoy en día.
«Este es un lugar que tiene tantos tipos de locaciones», entre playas, montañas y ciudades coloniales, además de «técnicos entrenados para suplir necesidades de producciones internacionales», aseveró el director.
«Estamos creando nuestra propia industria y lo que queremos contar como cineastas», agregó.