Buenos Aires, Argentina.-Pareciera que la cuestión pasara por cambiar inoperancia por persecución. Disyuntiva traída de los pelos por los que siempre encuentran en los otros las causas de sus fracasos, como el gobierno. No es nuevo, claro está, pero no por eso deja de sorprender. Sabido es también que desde hace unos años las redes sociales han proliferado y se han convertido en una amenaza permanente para todos aquellos a quienes les molestan las críticas, por más razón que estas tengan.
El caso más reciente se está dando en la Argentina, donde durante la presentación de la Agenda Productiva Federal en el marco del Consejo Económico y Social, el secretario de Asuntos Estratégicos, Gustavo Beliz, anunció que el gobierno está trabajando en una iniciativa para promover “El buen uso de las redes sociales”. Beliz dijo “Ya estamos trabajando con un estudio pionero que marca y propone un pacto para el buen uso de las redes sociales y que dejen de intoxicar el espíritu de nuestra democracia”
¿Otro tipo de censura? Evidentemente el gobierno argentino se siente perseguido por todo aquel que no comparta sus ideas y que lo manifieste.
De todos modos esta metodología de querer callar al pueblo no es solamente argentina. Un estudio sobre la censura en las redes sociales dado a conocer por una empresa de seguridad y privacidad online Surfshark, indica que desde el año 2015 a la fecha más de 70 países han bloqueado o restringido el acceso a las redes sociales, ya sea de manera permanente o esporádica, aunque esto no disminuya el carácter de la falta.
Según los analistas, estas restricciones suelen estar vinculadas a gobiernos no democráticos, el estudio destaca que seis países latinoamericanos practicaron el bloqueo de redes en el pasado. Se trata de Cuba, Nicaragua, Brasil, Colombia, Ecuador y Venezuela. Este último bloqueó plataformas de redes sociales en al menos doce ocasiones en 2019, mientras que Ecuador bloqueó Facebook, Twitter y WhatsApp también ese año. De igual manera, en el estudio figuran bloqueos similares de WhatsApp en Brasil y de Skype en Cuba.
Centrándonos en Latinoamérica, no es necesario recurrir a estadísticas complejas ni a estudios de mercado para darnos cuenta de que son siempre los mismos países los que intentan castigar a las manifestaciones sociales con medidas autoritarias que nada tienen que ver con la libertad de expresión democrática que pregonan en sus discursos.
A los gobiernos que esconden la basura debajo de la alfombra, les molesta que la gente lo sepa, lo comente y que se lo cuente a sus amigos publicándolo en sus cuentas personales, y así sus contactos que viven en otros países, se enteren de que todo es un desastre, y que no es como lo cuentan los políticos en sus discursos y en sus propias redes. Deberían saber estos manipuladores de los pensamientos ajenos, que nada es tan evidente como la verdad, y que por más que se trate de esconder o censurar, tarde o temprano sale a la luz y en ese caso el costo es doble.