Las cifras divulgadas la semana pasada confirman la declaración del presidente del banco central Jerome Powell que el mercado laboral de Estados Unidos está “extremadamente apretado.” Los 431,000 nuevos empleos no agrícolas creados en marzo empujaron hacia abajo la tasa de desempleo a 3.6 por ciento, desde 3.8 por ciento en febrero, muy cerca del nivel prepandémico de 3.5 por ciento en febrero de 2020. La última cifra también es el undécimo mes consecutivo de creación de empleo arriba de 400,000, el lapso más prolongado desde 1939. Con la disminución del contagio causado por la variante Ómicron del virus COVID19, el sector de hospitalidad y entretenimiento hizo la mayor contribución a la creación de empleo en marzo, seguido por los servicios profesionales y el comercio al menudeo. Los salarios también aumentaron en marzo, el promedio por hora aumentó 5.6 por ciento desde el año pasado, pero aún debajo de la inflación, medida por el índice de precios al consumidor, de casi 8 por ciento. Para controlar la inflación, el banco central comenzó a aumentar la tasa de interés y dijo que, de ser necesario, continuará haciéndolo a lo largo de este año. La pregunta principal es si puede lograr derrotar la inflación sin lesionar el vigoroso mercado laboral. Los expertos a eso le llaman un “aterrizaje suave,” en contraste con la recesión requerida para bajar la inflación durante la década de los años ochenta, conocida como “aterrizaje brusco.”