Filadelfia, PA – Estar embarazada y dar a luz una nueva vida son estados llenos de amor y de muchísimos retos en la vida de quienes lo experimentamos, y de aquellos que están en nuestro circulo. Ahora bien, si a eso le agregamos vivirlos en medio de una pandemia, se vuelve un gran reto.
El pasado 9 de abril nació Gabriel Calixto Suarez, peso 7 libras 6 onzas y midió 20 pulgadas. Los felices padres de Gabriel son Marisol Suárez Mateus, colombiana y Juan Calixto Rivera mexicano; su hermanita de casi cuatro años se llama Isabella.
Cuando le preguntamos a Marisol como había sido esta experiencia durante las restricciones surgidas para detener la propagación del COVId-19; respondió que fue totalmente diferente a su primer embarazo. Empezando porque por la orden de quedarse en casa, no pudo tener el babyshower que ya tenía planeado “Eso fue muy triste porque quería tener esos recuerdos fotográficos para cuando mi bebe este grande. En el mes de febrero después de escuchar todos los riesgos para las mamás embarazadas decidí entrar en cuarentena voluntariamente” …
«Mis controles prenatales fueron en el Hospital de Pensilvania en Filadelfia, pero debido al nuevo trabajo de mi esposo, nos mudamos a Montgomery … Antes que el COVID-19 llegara yo iba con nuestra pequeña hija Isabella a todos los controles mientras mi esposo trabajaba. Eso era perfecto porque como no tenemos apoyo adicional Isabella siempre estaba conmigo. Al llegar este virus todo cambio y los protocolos también, ya no permitían que Isabella viniera conmigo y me tocaba manejar sola por una hora… La angustia, el miedo, pánico, desespero han sido algunos de los sentimientos que he sentido a niveles nunca vividos. Yo usaba guantes, mascaras, llevaba el antibacterial y aun así estuve en riesgo de ser contagiada porque otra mamá que llegó a su cita tenía los síntomas del virus y yo estaba en el mismo lugar. Cuando me fui a mi casa estuve aún más asustada y no sabía si llorar o reír al pensar que esa mamá me podía haber contagiado…
Pasaron los 15 días y afortunadamente no presente síntomas de tener el COVID -19. Mis controles fueron semanales y ya se hacían por Telemedicina. Sin embargo, el estar en casa sin poder salir con mi hija Isabella que es super activa y no entendía lo que estaba pasando… Además de estar cuidando a Isabella, yo no podía dormir y descansar como antes…
Cuando llego el momento de dar a luz a Gabriel, además de sentir todos los síntomas normales y dolorosos de un parto natural, los doctores en el hospital me preguntaron si había tenido contacto con alguien que tuviera o sospechaba que tenía el virus y respondí que si por la situación a la cual había sido expuesta anteriormente. Inmediatamente los protocolos cambiaron y todos los doctores y las enfermeras se cambiaron sus atuendos y en medio de mis dolores de parto me hicieron prueba del COVID-19. El resultado de la prueba estuvo listo en una hora y salió negativo. Los doctores y enfermeras me pidieron disculpas y yo entendí la situación y sus atuendos también cambiaron porque yo no tenía el virus. Aunque no tenía el virus mi esposo Juan y yo usamos mascaras…
Desde que regresamos a casa hemos continuado en cuarentena y ha sido súper difícil porque además de cuidar a Gabriel y de amamantarlo, cuido de Isabella y todo eso lo hago sola porque mis padres y mi suegra no pudieron venir a apoyarnos. Mi recomendación a todas aquellas mamitas que estén en mi situación es que confíen en Dios, que todo está bien y que tomen todas las precauciones necesarias, que, si no tienen que salir, no lo hagan y que si se sienten deprimidas busquen ayuda”.
Marisol decidió hacer nacer a su hijo en un hospital, pero cada vez son más las madres que deciden parir con parteras en sus casas para disminuir riesgos.