Cuando hay turbulencia en la economía global, como ahora, el dólar de Estados Unidos se fortalece, más allá de su función como moneda dominante. En esos tiempos aumenta la demanda de activos seguros, por lo cual el dólar se aprecia al volverse un refugio, mientras que otras monedas pierden valor.
Este es el caso ahora. Mientras pierden valor las monedas de las principales economías avanzadas y las de algunas economías de mercado emergente y en desarrollo, el dólar ha llegado a un nivel que no se veía en veinte años. Por ejemplo, el euro ahora ha alcanzado la paridad con el dólar, lo cual no se veía desde 2002, mientras que el yen japonés ha caído 20 por ciento en lo que va del año y ha llegado a 137 por dólar. Hasta el oro, percibido por muchos como un albergue contra la inflación, ha caído 5.5 por ciento a lo largo de este año.
Además, el alza de las materias primas desencadenada por la guerra en Ucrania está cediendo, a medida que el dólar se fortalece. Dado que la mayoría de las materias primas se cotizan en dólares, es más caro pagar en moneda local las compras de petróleo, metales y productos agrícolas, lo cual beneficia a los exportadores. Por ejemplo, desde el comienzo de junio, el precio del petróleo ha bajado desde más de $100 por barril hasta alrededor de $90 y los precios de la gasolina en Estados Unidos han descendido desde más de $5 por galón hasta alrededor de $4.50.