Personas se mojan de la Fuente de la Corona en Millennium Park, mientras las temperaturas se acercan a los 90 grados (32.2 grados centígrados), en Chicago, Illinois (EE. UU.). Imagen de archivo. (Foto: EFE/Tannen Maury)

Los diversos expertos reunidos en Estocolmo para abordar en la Semana Mundial del Agua, para resolver los problemas más apremiantes en torno a este recurso, desde las inundaciones hasta las sequías, la contaminación o el acceso universal al agua potable y al saneamiento, concluyeron que es necesario triplicar la inversión para resolver la crisis hídrica actual, así como de comprender la “interconexión” entre agua, clima y biodiversidad.

En el año en que se ha declarado traspuesto otro de los nueve límites planetarios establecidos por el Stockholm Resilience Centre -el de uso de agua dulce-, los especialistas han comentado la urgencia de aplicar soluciones para optimizar la gestión de este recurso amenazado por la crisis climática.

“En la actualidad hay en Pakistán inundaciones tremendas, en el medio oriente hay unas sequías profundas como las que experimentamos en Chile o en el norte de México”, recuerda el jefe de agua y saneamiento del Banco Interamericano de Desarrollo, Sergio Campos.

Esta es «una carrera en la cual tenemos que llegar todos juntos si queremos ganarla” y en la que, “si unos se adelantan a otros, vamos a perder”, dice.

Lorena Guillé-Laris, directora de la Fundación FEMSA, también destaca la importancia de agilizar el flujo de recursos, y en este sentido señala el “rol fundamental” del sector privado para «contribuir en la movilización de capital catalítico» y poder invertir con mayor velocidad.

Desde la comunidad científica, el experto en clima y agua Eddie Moors, rector del Instituto Delft para la Educación del Agua de Unesco y profesor en la Universidad de Amsterdam, pide a los responsables políticos a que, “por favor, no vayan en la dirección” de vuelta a los combustibles fósiles, algo que está pasando debido a la crisis energética, lamenta.

Si se sigue esta dirección, advierte de que, a largo plazo, aumentarán las sequías y las inundaciones, por lo que no se estará resolviendo el problema.

Moors subraya además la importancia que el agua tiene incluso para la producción energética a partir de combustibles fósiles pues “una parte de la minería del carbón, por ejemplo, se transporta a través de los ríos y con las sequías ya no se podrá transportar ese carbón a las centrales térmicas”.

Además, menciona otros problemas relacionados a fuentes de energía que necesitan agua para la refrigeración del combustible, como es el caso de la nuclear.

El científico incide en que una de sus principales preocupaciones es la del tiempo que transcurre entre que la evidencia científica se da a conocer y la adopción de medidas contundentes por parte de los responsables políticos.

Ese tiempo «debería acortarse», sugiere Moors, y urge a los gobiernos a escuchar a la ciencia, pues arguye que hacerlo ha ayudado a resolver otros problemas ambientales como el agujero de la capa de ozono, por ejemplo, después de que la comunidad científica advirtiera del impacto ambiental y sobre la salud de los gases que se usaban en frigoríficos, los CFCs.

Con la información de los científicos, la industria cambió el gas que se usaba para refrigerar y, «con ese cambio, se impidió que el agujero de ozono fuera cada vez más grande», recuerda.

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