Gran Bretaña y el mundo se despidieron el 19 de septiembre de la reina Isabel II, en un funeral de Estado que, en un hecho sin precedentes por la magnitud, reunió a presidentes y reyes, príncipes y primeros ministros, y a una multitud que se congregó en las calles de Londres para honrar a una monarca cuyos 70 años de reinado definieron toda una época.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, todos los ex primeros ministros británicos vivos y la realeza europea asistieron al funeral
En la víspera del funeral, Carlos emitió un mensaje de agradecimiento a la gente del Reino Unido y de todo el mundo, diciendo que él y su esposa Camila, la reina consorte, se han “conmovido más allá de toda medida” por el gran número de personas que han acudido a presentar sus respetos a la reina.
Las puertas del Westminster Hall, de 900 años de antigüedad, del Parlamento, se cerraron después de que 4 días de una larga procesión de cientos de miles que fueron a despedirse y a rendirle tributo. De ahí partió a la Abadía de Westminster. Una campana tocó 96 veces, una por minuto, por cada año de vida de Isabel. Después, 142 marineros de la Armada tiraron del carro de armas con el ataúd de Isabel; cuando la procesión pasó por el Palacio de Buckingham, la residencia oficial de la reina en la ciudad, el personal se quedó afuera, algunos haciendo reverencias. Los portadores del féretro lo llevaron al interior de la iglesia, donde esperaban unas 2.000 personas, desde líderes mundiales hasta trabajadores de salud. El ataúd estaba cubierto con el Estandarte Real y sobre él se encontraba la Corona Imperial de Estado, con casi 3.000 diamantes, y el orbe y el cetro del soberano. El más grande de los diamantes, ya está siendo reclamado por un grupo que abrió una campaña en Sudáfrica, país de proveniencia. En la imponente iglesia con canticos celestiales, estuvieron en primera fila, los descendientes de Isabel, incluidos el rey Carlos III, el heredero al trono, el príncipe Guillermo, y Jorge, de 9 años, que es el segundo en la línea de sucesión. El deán de la abadía medieval fue David Hoyle.
El servicio concluyó con dos minutos de silencio guardados en todo el Reino Unido, tras los cuales los asistentes cantaron el himno nacional, ahora titulado “Dios salve al Rey”, momento en que se le vio con los ojos lagrimosos.
Durante la ruta que siguió el coche fúnebre desde la capital hasta el Castillo de Windsor, se aplaudía, se gritaba, se lloraba y se arrojaban flores al paso del convoy.
El arzobispo de Canterbury, Justin Welby, dijo en su sermón en el funeral que “pocos líderes reciben la efusión de amor que hemos visto” por Isabel.
Más tarde, durante la ceremonia de entierro en la Capilla de San Jorge, en los terrenos del Castillo de Windsor, la Corona Imperial de Estado y el orbe y el cetro de la soberana fueron retirados del ataúd y colocados en el altar, separando a la reina de su corona por última vez, seguido del sonido de la gaita que solía despertarla en las mañanas, su féretro fue introducido en la bóveda real a través de una abertura en el suelo de la capilla.
Al final del día fue enterrada junto a su marido, el príncipe Felipe, sus padres y su hermana, en un servicio familiar privado.
Las cifras del funeral de la reina Isabel II
2.000: Dignatarios e invitados acudieron a la Abadía de Westminster para el funeral de Estado,
800: Invitados a una misa funeraria más adelante en el día en la Capilla de San Jorge en el Castillo de Windsor.
5.949: Miembros del ejército fueron designados para la operación minuciosamente planeada que comenzó desde la muerte de la reina el 8 de septiembre en su residencia en Balmoral en las Tierras Altas de Escocia. Esa cifra incluye a 4.416 miembros del ejército, 847 de la armada y 686 de las fuerzas aéreas. Además, unos 175 miembros de las fuerzas armadas de la Mancomunidad de Naciones han participado en las operaciones.
1.650: Al menos, de militares involucrados en el cortejo fúnebre con el ataúd de la reina desde la Abadía de Westminster rumbo al Arco de Wellington tras su funeral. Otros 1.000 en las calles durante la ruta de su procesión a Windsor.
Más de 10.000: Policías en las calles circunvecinas, la mayor movilización en la historia de la policía de Londres, superando los Juegos Olímpicos de 2012.
262: Años desde que se realizó el último funeral para un monarca británico en la Abadía de Westminster. El funeral del rey Jorge II se realizó en la abadía en 1760.
22: Millas (36 kilómetros) de barricadas se colocaron en el centro de Londres para controlar a las multitudes y mantener seguras zonas clave.
1 millón: Es la cantidad de personas que las autoridades de transporte de Londres esperaban para la capital el lunes, día que fue decretado de luto nacional.
11 kilómetros el punto máximo, del largo de la fila de las personas que acudieron a la Abadía de Westminster para rendir sus honores ante el féretro de la reina.
125: Cines transmitieron el funeral de la reina en vivo.
El Reino Unido vive una sensación de orfandad
Se vienen tres generaciones de reyes en la Gran Bretaña, pero por el momento un rostro femenino queda en el panorama de liderazgo, Liz Truss ganó un proceso interno del Partido Conservador el 5 de septiembre y la reina la nombró primera ministra al día siguiente en el Castillo de Balmoral. Isabel murió en su amada finca, en Escocia, el 9 de septiembre a los 96 años.
La muerte de la reina Isabel II es “un momento muy difícil” para el país, indicó la primera ministra británica, que admitió que gestionarlo ha sido un desafío para su nuevo gobierno.
Truss tuvo que dejar a un lado temporalmente sus planes de gobierno y dijo estar “centrada en asegurarnos de que el país guarda duelo por su fallecida majestad y da la bienvenida al rey Carlos”.
Inglaterra vive como el resto de Europa, una aguda crisis por los disparados precios de la energía y la creciente inflación.
Desafíos que enfrenta el nuevo rey
A los 73 años, Carlos III es la persona de mayor edad en ser proclamada rey en Reino Unido. Según historiadores entrevistados por la BBC, el nuevo rey enfrenta «desafíos sin precedentes» que definirán, para bien o para mal, su reinado y los que le seguirán.
Estos son algunos de los principales temas y problemas que podrían necesitar la atención del nuevo rey.
Los pronósticos más pesimistas dicen que hasta 45 millones de personas tendrán dificultades para pagar sus facturas, es decir, dos tercios de la población del país.
El apoyo a la monarquía está en su punto más bajo en más de 30 años, según la Encuesta británica de actitudes sociales, que mide regularmente los sentimientos de una muestra de la población británica hacia la realeza.
La última edición de la encuesta, publicada en 2021, mostró que solo el 55 % de los británicos pensaba que era «muy importante» o «bastante importante» tener una monarquía. En décadas pasadas, ese apoyo oscilaba entre el 60 % y el 70 %.
En mayo de este año, Carlos apareció de tercero en una lista de los miembros de la realeza favoritos de la gente, detrás de la reina y su hijo mayor, el príncipe William.
La opinión de Fitzwilliams está respaldada por la Encuesta británica de actitudes sociales, que muestra que en 2021 solo el 14 % de las personas de entre 18 y 34 años consideraban «muy importante» que Reino Unido tuviera una monarquía, mientras que la proporción entre los mayores de 55 años era del 44 %.
Y según una encuesta de YouGov, realizada para el grupo antimonárquico Republic en mayo, el 27 % de la población apoya la abolición total de la monarquía, eso es un aumento notable del 15 % que ha sido la norma durante la mayor parte de este siglo.
Kelly Swab también señala que «las cosas han cambiado mucho desde 1952» (el año en que Isabel II se convirtió en reina). Se refiere en concreto a las esporádicas protestas antimonárquicas que se han producido en los últimos días.
El experto en encuestas y profesor de política en la Universidad de Strathclyde John Curtice dice que las encuestas realizadas antes de la muerte de Isabel II indicaron que una clara mayoría en Inglaterra y Gales elegiría mantener la monarquía antes que establecer una república.
En Escocia, sin embargo, aunque la monarquía seguía siendo la opción preferida de los dos, el apoyo a la misma estaba por debajo del 50%. En esta nación también se promueve la celebración de un segundo referendo sobre la independencia de Reino Unido, aunque la línea del gobernante Partido Nacional Escocés es mantener la monarquía, aunque se logre la independencia.
En Irlanda del Norte, las actitudes hacia la monarquía tienden a estar vinculadas a la identidad nacional. Para los unionistas, que quieren que Irlanda del Norte permanezca en Reino Unido, el monarca es la personalidad británica, que encarna la autoridad de la Corona como fuerza unificadora en las cuatro naciones del Reino Unido. Los nacionalistas, que quieren que Irlanda del Norte se convierta en parte de la República de Irlanda, generalmente no reconocen la soberanía de la Corona.
Carlos III es el jefe de Estado de Reino Unido. Pero bajo el modelo de monarquía constitucional británica, los poderes del soberano son en su mayoría simbólicos y ceremoniales.
En los últimos años, algunas naciones de la Commonwealth comenzaron a debatir su relación con la Corona británica.
Tras la muerte de su madre, el rey Carlos III se ha convertido en el jefe de la Commonwealth, una asociación política de 56 países, en su mayoría antiguas colonias británicas.
También es el jefe de Estado de 14 países junto con Reino Unido, una lista que incluye a Australia, Canadá, Jamaica y Nueva Zelanda.
En los últimos años, sin embargo, algunas naciones de la Commonwealth han comenzado a debatir su relación con la Corona británica.
Como parte de este proceso, Barbados tomó la decisión de convertirse en república a fines de 2021, con lo que destituyó a la reina como jefa de Estado y puso fin a los siglos de influencia de Reino Unido sobre la isla, que fue un centro para el comercio transatlántico de esclavos durante más de 200 años.
La gira del príncipe William por el Caribe a principios de 2022 provocó protestas anticoloniales y pedidos de reparación por la esclavitud, y el primer ministro de Jamaica, Andrew Holness, le dijo públicamente a la realeza que el país «avanzaría».
Sean Coughlan, corresponsal de la realeza de la BBC, cree que redefinir una relación más moderna con la Commonwealth será «un gran desafío» para el rey Carlos.
Una de las preguntas sobre el día a día de su reinado es cuánto de la extensa lista de deberes reales se espera que lleve a cabo él mismo.
Hay mucha especulación de que su hijo y heredero de la Corona, el príncipe William, intervendrá para compartir la carga de los compromisos de la realeza, especialmente las giras en el extranjero. La propia reina Isabel II dejó de viajar al extranjero cuando tenía 80 años.
Eduardo VII heredó la Corona en 1901, tras la muerte de la reina Victoria, otra monarca muy querida por los británicos.
«Hay similitudes interesantes entre el momento que estamos viviendo ahora y el final de la era victoriana», dice Brueton.
«Tanto Eduardo VII como Carlos III se hicieron cargo de los períodos de cambio social en Reino Unido. Y ambos no eran tan populares como sus madres».
Eduardo VII estuvo en el poder solo nueve años (1901-1910), pero se le recuerda con cariño como un rey que participó en esfuerzos diplomáticos.
«Tuvo a la reina Isabel II como un gran modelo a seguir y ha tenido tiempo para prepararse para la tarea».