Catalina Hunter en su bloque de la Calle Cayuga. Crédito Gabriella Paez

Filadelfia, PA – Como seres humanos, todos tenemos responsabilidades, metas, y un ritmo de vida establecido. En los quehaceres de la vida, tendemos a no notar cosas pequeñas pero importantes para nuestra propia sobrevivencia. Trabajamos, estudiamos, compramos, y mientras tanto respiramos el oxígeno que nos es dado gratuitamente. Así como no tenemos que pensar para respirar, tendemos a no pensar de dónde viene el aire que respiramos. De igual manera damos por sentado muchas de las cosas que nos provee el planeta. Comemos, pero no pensamos de dónde viene nuestra comida, bebemos y nos bañamos, pero no pensamos de dónde viene el agua potable, cada día actuamos y no notamos como nuestros actos perjudican o ayudan al planeta que nos mantiene vivos. Este nivel de conciencia es muy importante, pues si analizamos más las cosas, y nos percatamos de nuestro impacto en el mundo, podemos jugar nuestro rol de administradores del medio ambiente de manera correcta y responsable. En esta nota, busco mostrar cómo hacer esto con ejemplos de personas que han dedicado parte de sus vidas a hacer del planeta un mundo mejor. Estas, si bien son personas comunes, han decidido aportar su granito de arena al bienestar de sus comunidades.

Elsa Roig recibiendo un árbol en uno de los eventos de Esperanza y TreePhilly. Crédito Gabriella Paez

Elsa Roig y Catalina Hunter, ambas líderes en el vecindario de Hunting Park en el Norte de Filadelfia, son digno ejemplo de lo que podemos hacer para contribuir a nuestro planeta. Elsa Roig es orgullosamente puertorriqueña y ha vivido en el vecindario por 36 años. Desde sus inicios en Hunting Park, Elsa se preocupó por involucrarse para mejorar su bloque y su comunidad. Por 26 años sirvió como capitana para envolver a sus vecinos en el cambio. A pesar de que enfrentó obstáculos en el camino, ésta nunca se dio por vencida. Catalina Hunter, orgullosamente dominicana, ha residido en Hunting Park por 30 años y también se ha desenvuelto como capitana de bloque por muchos años. Ambas, Elsa y Catalina fundaron el jardín comunitario de la calle Cinco Norte “La Cosecha Latina” en el 2013 con la ayuda de Esperanza. Por su abogacía y trabajo, este espacio de ser un lote abandonado, lleno de basura y otros contaminantes, pasó a ser un jardín que ha recibido reconocimientos incluyendo el Premio de Distinción de la Sociedad Hortícola de Pensilvania. El trabajo de ambas no empieza ni termina con el Jardín. Catalina ha sido clave para muchas iniciativas incluyendo la lucha en contra de un centro de chatarra que ha azotado el vecindario por muchos años y la revitalización del parque local. Elsa, quien también es dueña de un salón de belleza local “Elsa’s Unisex Hair Design”, se ha dedicado a movilizar a los residentes del área a actuar por el bien común y participar en limpiezas y más. Elsa también se enfoca en la educación de la próxima generación. Ella expresa que su meta es “hacerle conciencia a la gente que necesitamos mantener el área en donde vivimos no solo por nosotros sino por las generaciones que están llegando.” También exhorta a los padres a educar el núcleo familiar. “Tenemos que involucrar los jóvenes y los niños porque ellos son el futuro. Ellos tienen que aprender no solo lo que estamos haciendo, sino el por qué lo estamos haciendo.”

Jardín comunitario de la calle Cinco Norte antes de la transformación. Crédito Gabriella Paez
Jardín comunitario de la calle Cinco Norte después de la transformación. Crédito Gabriella Paez

Catalina aconseja a aquellos que quieren hacer un cambio en su comunidad a ser perseverantes y a envolverse en la comunidad con organizaciones que estén activas en sus áreas. En su caso, ella trabaja con varias organizaciones incluyendo Esperanza, Esperanza Health Center, y más. Ella urge a las personas a “envolverse con aquellos que están trabajando para hacer nuestras áreas saludables ya que no lo podemos hacer solos”.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí