Uvalde, Texas, EE. UU.— Pocas horas después de que empezaron las votaciones en Texas, Kimberly Rubio depositó su papeleta en el mismo edificio de la ciudad de Uvalde en el que aguardó en mayo para enterarse que su hija, Lexi, era uno de los 19 estudiantes de 4to grado que murieron baleados en la Escuela Primaria Robb.
“Si nuestros hijos no están seguros, tampoco lo están los trabajos de ustedes”, dijo Rubio mientras salía de su centro de votación con una calcomanía de “He votado”. Cerca de ella, otra mujer ondeaba una bandera de Gadsden con el lema “Don’t tread on me” (No me pisotees).
El tiroteo escolar más mortífero en la historia de Texas ha proyectado una larga sombra sobre las elecciones de mitad de mandato. Ha llevado al gobernador republicano Greg Abbott a intensificar su campaña contra el demócrata Beto O’Rourke y ha impulsado una ola de anuncios televisivos. El jueves, un congresista republicano se sumó a las peticiones para que dimita el jefe de la policía estatal de Texas, un reflejo del enfado que persiste cinco meses después de la masacre.
Pero con más de 2 millones de votos ya emitidos en Texas, las familias de Uvalde que han sido más críticas desde el ataque del 24 de mayo enfrentan un camino cuesta arriba para conseguir mayores cambios el día de las elecciones, incluyendo un cambio de gobernador.
Abbott, que ha rechazado las peticiones para que endurezca las leyes que regulan las armas en Texas a raíz del tiroteo, nunca ha ido abajo en las encuestas. También está aprovechando los vientos contrarios que enfrentan los demócratas a nivel nacional, quienes corren el riesgo de perder el control de la Cámara de Representantes, lo que podría echar por tierra las posibilidades de endurecer las leyes de control de armas a nivel federal durante los próximos dos años.
Los demócratas tenían esperanzas de que la indignación generada en Texas por el más reciente de una sombría serie de tiroteos masivos movilizaría a los votantes a acudir a las urnas. Hasta el jueves, la participación era inferior a los niveles de 2018 en los condados más grandes del estado, que también tienen la mayor concentración de votos demócratas. Todavía queda otra semana de votación anticipada.
“Aún estamos en un estado muy amigable con la Segunda Enmienda” de la Constitución, dijo Matt Langston, un estratega político republicano de Texas, donde muchos residentes proclaman con orgullo su derecho constitucional a portar armas.
La seguridad en las escuelas sigue siendo un aspecto importante para los votantes, dijo. “Pero ello no se traduce necesariamente en: ‘Vamos a endurecer las restricciones a las armas’. Más bien parece que se trata de: ‘Tenemos que proteger el lugar al que enviamos a nuestros hijos’. Es una especie de respuesta con matices”, señaló Langston.
El representante republicano Tony Gonzales, cuyo distrito del sur de Texas incluye a Uvalde, se convirtió esta semana en la primera figura destacada del Partido Republicano en pedir la dimisión del jefe de la policía del estado por la titubeante respuesta policial y las cambiantes declaraciones de las autoridades.
Las familias de las víctimas han mantenido presión sobre el coronel Steve McCraw, jefe del Departamento de Seguridad Pública del estado, quien dijo el jueves que su departamento policial “no le falló” a Uvalde. Dos agentes han sido despedidos, otros están siendo investigados, y el superintendente escolar de la ciudad anunció abruptamente su retiro este mes.
Pero incluso a pocas manzanas de la Escuela Primaria Robb, donde una enorme ofrenda con cruces de madera y animales de peluche sigue afuera del campus cerrado, hay recordatorios de que el tiroteo no es la mayor preocupación para muchos votantes.
“No creo que eso tenga nada que ver con mi voto”, dijo Dolly Schultz, de 52 años, una veterana de la Armada y presidenta del distrito electoral local del Partido Republicano. “Hubo muchas fallas, con la policía y todo lo demás. Pero la mayoría de esas personas no se están postulando a un cargo público, así que no creo que eso tenga un impacto real sobre mi voto”.
Los argumentos más recientes del presidente Joe Biden de cara a las elecciones del 8 de noviembre se centran en cuestiones económicas, en medio de una inflación galopante y temores de que ocurra una recesión. Un sondeo de The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research realizado en junio reveló que aproximadamente el 30% de los estadounidenses mencionaron que las políticas sobre armas de fuego son uno de los principales problemas que enfrenta el país.
En 2018, los legisladores de Florida promulgaron nuevas restricciones a las armas tan sólo tres semanas después de la masacre en la Escuela Secundaria Marjory Stoneman Douglas. En ese mismo periodo, los republicanos de Texas —que se enfilan a mantener una amplia mayoría en la legislatura estatal— han tomado la dirección contraria, ampliando el acceso a las armas después de los tiroteos masivos registrados en la Escuela Secundaria Santa Fe, en los suburbios de Houston, y en un Walmart de El Paso.
Fred Guttenberg, cuya hija Jaime, de 14 años, fue una de las 17 personas que murieron en el tiroteo de Florida, dijo que su consejo para los padres de Uvalde es que no se frustren ni se desanimen.
Los oponentes al control de las armas de fuego “retrasan las cosas, hacen más difícil el progreso”, dijo Guttenberg. “Pero los votantes tenemos una opción”.
Entre los lugares donde se puede votar en forma anticipada en Uvalde se encuentra el centro cívico en el que se pidió a los padres que aguardaran el día del tiroteo del 24 de mayo. En el estacionamiento el lunes, Javier Cazares instaló un toldo azul y se sentó detrás de una mesa con tres pilas de panfletos de campaña en el primer día de la votación anticipada, en el que se emitieron más de 700 votos en el condado.
Su hija Jackyln, de 9 años, murió en el tiroteo. Ahora él está postulándose como candidato no registrado para comisionado del condado de Uvalde. “Algunas personas nos escuchan, otras prefieren hacerse de la vista gorda. Pero no vamos a dejar de hacer esto”, dijo Cazares.
Cuando los padres de otros niños que murieron en el tiroteo llegaban a votar juntos, cada uno de ellos sostenía carteles a favor de Cazares mientras examinaban una papeleta de muestra para aprender cómo funciona el voto para candidatos no registrados.
“Hemos tenido personas luchando durante los últimos 15 años, desde Columbine hasta Virginia Tech, hay mucha gente que todavía está en la lucha”, señaló Cazares. “Ese voy a ser yo de aquí en adelante”.