El Ministerio de Salud Pública de República Dominicana emitió esta semana una alerta epidemiológica por chikungunya ante los brotes registrados en varios países americanos, aunque no se confirmó ningún caso de la enfermedad en el país.
El país caribeño sigue así la recomendación de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que advirtió que los brotes de chikungunya demostraron tener impactos importantes en la salud pública y, dada la gran infestación de los mosquitos transmisores de la enfermedad en la región, sumado a la gran movilidad de personas, «existe un alto riesgo para la diseminación del virus en el continente americano».
El director de Epidemiología de República Dominicana, Ronald Skews, detalló que en las últimas 4 semanas se notificaron 30.707 casos y 14 defunciones por chikungunya en países como Brasil y Paraguay, por lo que se recomienda a los Estados miembros intensificar las acciones preventivas a fin de evitar muertes y complicaciones.
El último gran brote epidémico de chikungunya se produjo en 2014, cuando se registraron 537.628 casos sospechosos en República Dominicana, sin considerar que entre el 40 % y el 50 % de las personas con síntomas no demandó servicios de salud.
El viceministro dominicano de Salud Colectiva, Eladio Pérez, indicó que el principal grupo de riesgo en caso de que la enfermedad llegue nuevamente al país son los niños y quienes en el pasado brote no se vieron afectados, ya que se estima que el organismo mantiene inmunidad a la enfermedad.
Los niños nacidos a partir de 2015 son los que podrían verse más afectados, apuntó Pérez, quien instó a la población en general a tomar medidas a fin de controlar el vector eliminando criaderos y fumigando los hogares, entre otros espacios.
La chikungunya es una enfermedad transmitida a los seres humanos por el mosquito Aedes aegypti, principal vector, y que se parece al dengue.
Se manifiesta con dolores en el cuerpo, malestar general, fiebre, alergia y, a largo plazo, dolores en las articulaciones
Los síntomas surgen generalmente tras un periodo de incubación de tres a siete días y suelen desaparecer entre siete y diez días después, aunque el dolor y la rigidez en las articulaciones pueden persistir de forma intermitente durante varios meses.