Para Nancy Matos González, la jueza de distrito del sur de Bethlehem, de 55 años, su trabajo no se limitó a solo procesar documentos judiciales, escuchar audiencias preliminares o resolver disputas entre inquilinos.
Ya sea leyendo los cargos contra un imputado; dando a los acusados penales la oportunidad de cambiar sus vidas o decretando las multas contra un culpable de infracción, declara que lo hizo con integridad durante los 30 años que duró en el cargo.
En 1991, Matos se convirtió en la primera jueza de distrito latina de Pensilvania, y después de 30 años de servicio en el distrito judicial de Northampton decidió no volver a presentarse a las elecciones. “Impartir justicia debe ser una interacción con verdadero sentido humano”, expresó entonces la jueza a medios de prensa.
“Nancy es una inspiración para nuestra comunidad Latina, como alguien que fue la “primera” y que ha trabajado incansablemente para servir a la comunidad de South Side”, le expresó Carambot Santoro en su día a una reportera del periódico “The Morning Call”. “Ella es desinteresada y tiene un profundo amor por nuestra gente; siempre ha querido retribuir por lo que ha logrado. Espero que siga activa aún después de su retiro”, concluyó.
Hasta su retiro, Matos siempre se preció de cumplir su mandato como una jueza “dura pero justa”, que siempre tenía presente que trataba con el error y el dolor de personas humanas.
“Sí, siempre estuve allí para defender la ley, pero no creo que nadie que haya comparecido ante mí pueda decir honestamente que no me importa o que no he tratado de hacer de cada caso una experiencia de aprendizaje para el acusado en lugar de simplemente emitir sanciones”, declaraba a la prensa. “Siempre he tratado de aplicar la creatividad con disposiciones alternativas que, en última instancia, pueden ser más efectivas”.
Matos González se especializaba en justicia restaurativa, dijo el juez de Filadelfia Daniel Anders, quien ayudó en su primera campaña para juez de distrito en 1991.
“Tenía 25 años cuando una senadora de mentalidad muy progresista, Jeannette Reibman, expresó su apoyo político para mí. Ese gesto fue como ponerme una escalera para subir”, dijo Matos González al retirarse. “No voy a minimizar, muchas veces fue un ascenso arduo, pero reconozco que fue un privilegio otorgado por la gracia de Dios y el apoyo de los miembros de mi comunidad. Fue un verdadero privilegio”, expresó entonces la jueza al medio Lehighvalleylive.
Cuando se le preguntó por qué trataba de empatizar con las personas acusadas de delitos tanto como lo hacía con sus acusadores, González dijo: “Prefiero ir más allá de lo que veo en el papel y llegar a la esencia de cómo terminó un acusado en esa situación”. Muchos que la conocieron expresaron su admiración y agradecimiento cuando la jueza Matos dejó su posición para jubilarse.