Después de haber vivido durante la guerra entre Anastasio Somoza y los Sandinistas en Nicaragua, me siento diferente acerca de los sonidos fuertes de la guerra. Lo que tratamos de replicar cada 4 de Julio con nuestros petardos, los magníficos espectáculos de los fuegos artificiales y las estrellitas luminosas que tenemos en nuestras manos son, de alguna manera, los sonidos y las imágenes de la guerra. Quisiéramos reconocer que estos sonidos son un reflejo de la gran cantidad de heridos y muertos y las propiedades destruidas como un resultado de esta guerra como lo es en todas las guerras.
Todavía no he escuchado a un líder del gobierno hablar el 4 de Julio acerca del sufrimiento, la carnicería y la destrucción económica causada por una guerra. La guerra no es siempre toda pompa y circunstancia.
Cuando era niño miraba con los demás el espectáculo de fuegos artificiales limitado que había en nuestra pequeña ciudad y en ocasiones podíamos comprar unos petardos, luces de Bengala y volcanes de humo y estrellas. Nuestro país estaba celebrando el Día de Independencia de los británicos sin reconocer nuestro pasado con nativo americanos, esclavos negros y latinos. Esto se había convertido en una celebración para la comunidad blanca. Al mismo tiempo había (y todavía es) un ataque continuo a los inmigrantes sin el reconocimiento de aquellos que han servido en las fuerzas armadas y muchos deportados posteriormente. Esto incluye no solo a inmigrantes de México y Latinoamérica, sino también de África, Asia y Canadá.
Como mexicoamericanos/chicanos, con el tiempo decidimos que necesitábamos encontrar nuestra propia celebración y expandir nuestra acogida al 16 de septiembre, el Día de la Independencia de México, un día en el cual podríamos celebrar nuestra cultura, comida, música y a nuestros propios héroes. Por otra parte, la industria cervecera secuestró el Cinco de Mayo y lo convirtió en un día de ventas hiperactivas, un día que no es celebrado de esa manera en México.
El Primer Desfile Puertorriqueño fue realizado el domingo, 13 de abril de 1958 en Manhattan, reemplazando al anterior Día Hispano. Esta celebración fue mucho más importante en las comunidades puertorriqueñas que el 4 de Julio. Y manera similar, los irlandeses han celebrado el Día de San Patricio con gran orgullo y energía.
La celebración de Juneteenth, el día que Estados Unidos abolió la esclavitud, también está aumentando no solamente entre los negros, pero también entre otros ciudadanos. Las protestas de este año por los asesinatos predominantemente negros entre otros, -en manos de la policía-, son un ejemplo, ha arrojado luz en la mucho menos festiva historia de la esclavitud, en las profundas cicatrices que la mayoría de la comunidad blanca apenas ha empezado a ver, pero sin embargo ha empezado a asumir su responsabilidad por dicha historia, que ha abierto una enorme brecha entre nuestros hermanos y hermanas blancos y nuestras comunidades de color.
Desde el inicio de la historia de este país, los latinos y negros han sido soldados que han sido enviados a pelear al frente en países lejanos para defender nuestra democracia y frustrar gobiernos inhumanos. Estos soldados portan orgullosamente el uniforme, son heridos y algunas veces muertos. Cuando regresan y ya no son parte del servicio militar, se dan cuenta que todavía no son tratados todos con equidad, debido al color de su piel o su etnia. Estos son hombres y mujeres que han ido a la guerra por otros, cuyo valor era menor, para servir a este país y defender la bandera. Mientras estemos celebrando las fiestas de independencia nacional con fuegos artificiales, necesitamos recordarnos que con frecuencia simbolizan la sangre derramada y recordarnos de las contribuciones de los residentes de esta tierra: mantengamos en alto y con honor la rica diversidad de nuestro país.