Niños mexicanos agobiados por separación familiar, discriminación y problemas de salud mental
En una reciente publicación de un nuevo estudio basado en el proyecto de investigación “Between the Lines” —un proyecto entre investigadores de la Universidad de Drexel y la sección de México de la Comisión de Salud Fronteriza México-Estados Unidos— ofrece una perspectiva sobre la discriminación y el trauma que sienten los niños inmigrantes, en medio de las protestas, retórica y políticas de separación familiar de 2019 a 2021. Durante entrevistas en profundidad con 22 niños inmigrantes, los niños compartieron sus experiencias de discriminación y de cómo se vio afectada su salud mental al enfrentar el trauma de la detención o deportación de sus padres.
En una entrevista, con ambas especialistas, que cuentan con doctorados, la investigadora principal Ana Martinez-Donate, profesora de la Escuela de Salud Pública de Dornsife, y la autora principal, Jamile Tellez Lieberman, quien coordinó el estudio, cuentan sobre su trabajo durante tres años para comunicarse con más de 100 familias que experimentaron o estaban en riesgo de deportación de los padres.
Jamile dice que el miedo a la deportación de un padre, provocan angustia y generan trauma, y que la detención o deportación misma son eventos impactantes para los niños y sus familias, que los suele dejar completamente devastados, similar a un evento violento. La investigadora cuenta que pasan sus días y noches preguntándose si sus padres o cuidadores volverán a casa. “Las políticas discriminatorias y el clima antiinmigrante y antilatino agrava el miedo de estos niños, quienes sienten que sus amados padres o cuidadores son tratados de criminales y no son bienvenidos en este país, sin importar sus historias”.
La Dra. Ana por su parte dice recordar algunas entrevistas de niños que no sufrieron la deportación, pero donde afloró con fuerza el temor a esta posibilidad. “Nos quedó claro que gastaron mucha energía tratando de mantener a raya este miedo y no pensar en eso o en lo que podría significar para ellos. También nos impresionó mucho la resiliencia de muchos de los niños que habían experimentado la deportación de uno de sus padres y la forma en que se recuperaron para apoyar al cuidador restante y a sus hermanos en los EE. UU”.
Respecto a la poca atención que se les da a estas prácticas que afectan a la salud pública, Ana opina que: “La realización del estudio nos dio una gran comprensión de las dificultades prácticas para recopilar datos directamente de los niños en estas familias vulnerables. Reclutar adultos en familias expuestas a la deportación ya es un desafío, porque no son fáciles de encontrar y, a menudo, desconfían de los investigadores. Incluso cuando los padres están dispuestos a participar, les asusta que sus hijos hablen con los investigadores por temor al impacto que estas charlas puedan tener sobre ellos, y se necesita siempre el consentimiento de padres y niños”.
Algo que le sorprendió un poco escuchar que muchos desconocían los planes hechos por sus padres o familiares adultos en caso de que pase la detención o la deportación. Cree que, aunque es posible que los padres tuvieran un plan, no se lo comunicaron a los niños para protegerlos. “Escuchamos de los participantes que las conversaciones sobre esta posibilidad podrían estresar a los niños, por lo que los niños y sus cuidadores pueden haber evitado el tema intencionalmente”.
A tres años del estudio, la investigación resalta que mientras se logran hacer los cambios en el escenario legal, es muy necesario el acceso a servicios profesionales de salud mental, asesoramiento y terapia familiar, para ayudar a los niños a sobrellevar mejor el trauma y el miedo constante que estos eventos pueden provocar.
Los proveedores de salud mental deben entender este tema en profundidad; y las escuelas también pueden apoyar a estos niños, por ejemplo, implementando políticas de zona segura a nivel de distrito escolar
La Dra. Jamile, precisa que mientras realizaban estas entrevistas, la aplicación de la ley de inmigración en la frontera entre EE. UU. y México y en todo el país había llegado a un punto álgido, pero que a pesar de que hay un nuevo presidente al mando, las prácticas de aplicación de la ley de inmigración que separan a las familias continúan, y la reforma migratoria integral sigue siendo difícil de alcanzar. “Todavía estamos lejos de desmantelar las políticas y prácticas de inmigración que dañan a los niños estadounidenses de familias inmigrantes”.
Ella considera que la medida más importante sería reformar las políticas de inmigración y las prácticas de cumplimiento en los EE. UU. para que sean favorables a la familia, que sean antirracistas e informadas sobre el trauma.
En un ambiente a la víspera del año electoral, en donde la migración retoma importancia en la retórica “nacionalista”, pero también está recrudeciéndose por los altos niveles de desplazamientos en masa, es necesario darle la importancia que se merece, no tan solo como un estudio académico si no visualizar las vidas impactadas que son la fuente de la investigación.
Para ese estudio, se realizamos entrevistas con niños y sus familias en todo el país, incluidos algunos en Filadelfia, así como en diferentes ciudades de California, Florida, Tennessee, Texas entre otras, incluyendo en México
Algunas recomendaciones del reporte incluyen:
1) proporcionar un camino para la regularización y la ciudadanía a los inmigrantes indocumentados respetuosos de la ley
2) reunificación de personas previamente deportadas con hijos ciudadanos estadounidenses
3) crear mayores oportunidades para las comunidades históricamente marginadas, como minorías indígenas o étnicas, solicitantes de asilo político, etc., para migrar legalmente.
El reporte entero fue publicado el 1 de agosto del 2023 en inglés, en el blog de salud de la Universidad de Drexel.