Eduardo Vasconcelo, un militar retirado de Venezuela y que fue deportado de EE. UU., es ahora un abogado en Ciudad Juárez, en la frontera norte de México, donde ha ayudado a más de 3.000 migrantes que buscan asilo estadounidense.
En 2002, Vasconcelo abandonó su carrera militar y huyó del golpe de Estado fallido contra el entonces presidente Hugo Chávez (2002-2013) temiendo por su vida y la de su familia.
Hoy, ya titulado como abogado en Ciudad Juárez, se dedica a ayudar a los migrantes que llegan de Centro y Suramérica para tratar de cruzar a Estados Unidos por esta frontera.
Tras escapar de Venezuela, Eduardo fue migrante indocumentado en Estados Unidos por casi seis años, de los que pasó dos bajo encierro y luchando por su residencia.
Las autoridades estadounidenses lo deportaron a Venezuela, pero él regresó en 2008 a Juárez, donde 10 años más tarde se titularía como abogado para volverse un aliado de otros migrantes.
“Cuando llegué aquí a Juárez, en la necesidad de tener una profesión aprendí a soldar, hacíamos mesas para maquiladoras, luego estuve en otras dos empresas y entonces decidí dejar de ser empleado, y estudié Derecho en la Preparatoria Cultural”, narra el abogado para EFE.
Hoy Eduardo aprovecha su profesión para ayudar a los migrantes a lograr una estancia formal en México, mientras avanzan territorio estadounidense.
Una ayuda ante el flujo migratorio
La región afronta un inédito flujo migratorio, con más de 2,76 millones de indocumentados interceptados por Estados Unidos en la frontera con México en el año fiscal 2022.
En los últimos dos años, por el despacho de Eduardo han pasado más de 3.000 migrantes.
“Cubanos, venezolanos, haitianos, peruanos, salvadoreños, hondureños, guatemaltecos colombianos, nicaragüenses, de todos hemos ayudado”, dice orgulloso para EFE.
“Siento satisfacción, mucha satisfacción de saber que podemos servir para algo a las personas migrantes”, añade.
Aún así, el venezolano cree que México es un mejor territorio para que los migrantes puedan prosperar.
“En Estados Unidos van a enfrentar situaciones muy difíciles, son metas alcanzables, pero el costo es muy alto, las barreras son muy difíciles, el idioma, la legalización es muy difícil, hay mucha discriminación y allá siempre los latinos vamos a ser de quinta o cuarta categoría», lamenta.
«En cambio en México hablamos el mismo idioma. Yo puedo asegurar que los venezolanos que decidimos quedarnos aquí tenemos un nivel de vida mucho más alto que muchos de los que se fueron”, abunda.
Ahora, el exmilitar busca la ciudadanía mexicana.
“Juárez para mí es la familia que perdí en mi país, en el ámbito personal de superación es todo. Llegué a Juárez sin nada, tenía una carrera militar que no me servía de nada aquí y Juárez me abrió la puerta de la superación”, expresa.
Una mano amiga para migrantes
Sobre la ayuda que ofrece a los migrantes, enuncia que es crucial conseguir documentos que acrediten su estancia regular en México.
“Nosotros tenemos tres maneras de legalizarnos: por una visa humanitaria, por tener familia aquí o por una oferta de empleo. La más fácil para ellos, que vienen huyendo de problemas políticos, es por la vía humanitaria», explica Vasconcelo.
Con ese documento, indica, «pueden trabajar y moverse en todo México».
“Yo estuve en el lugar donde estuvieron ellos, les puedo brindar el apoyo jurídico. La Constitución mexicana protege los derechos de toda persona», dice a EFE el abogado de los migrantes.
Entre los agradecidos por su apoyo está William Macías, un venezolano que llegó a bordo del tren conocido como “La Bestia” tras atravesar el Darién, un tramo de selva en la frontera entre Colombia y Panamá.
“Es muy importante la asesoría, él sabe su trabajo sabe por lo que uno está pasando y bueno ahora estamos a la espera, pero por lo menos ya tenemos una esperanza de que nos va a ayudar de corazón porque el viene de nuestro país y sabe su trabajo”, manifiesta.