Katherine Wells quiere pedirle a su comunidad de Lubbock, Texas, que se vacune contra covid. «Eso podría salvar a muchas personas de enfermarse gravemente», afirmó Wells, directora de salud pública de la ciudad.
Pero no puede.
Una norma agregada al presupuesto de Texas, que entró en vigencia el 1 de septiembre, prohíbe a los departamentos de salud y otras organizaciones financiadas por el gobierno estatal anunciar, recomendar o incluso enumerar las vacunas contra covid por sí mismas.
La norma permite que «las clínicas informen a los pacientes que las vacunas contra covid-19 están disponibles si no se las destaca de otras vacunas».
Texas no es el único estado que restringe la conversación pública sobre estas vacunas. La página de internet del Departamento de Salud de Tennessee, por ejemplo, ofrece información sobre la gripe, el vapeo y la detección del cáncer, pero omite hablar de covid y de las vacunas. Florida es un caso extremo: su Departamento de Salud ha emitido directrices contra estas vacunas que van en contra de los estudios científicos y los consejos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC).
El cambio en la información sobre salud sigue la retórica de políticos, principalmente republicanos, que han dado marcha atrás en sus posturas sobre las vacunas de covid.
La feroz oposición a medidas como el uso de máscaras y el cierre de negocios, al principio de la pandemia, alimentó la desconfianza hacia los CDC y otras instituciones científicas, y a menudo coincide con líneas partidistas: el mes pasado, una encuesta de KFF reveló que el 84% de los demócratas confiaba en la seguridad de las vacunas contra covid, frente al 36% de los republicanos. Es un descenso drástico desde 2021, cuando dos tercios de los republicanos estaban vacunados.
Ante la llegada de las nuevas vacunas, algunas autoridades de salud actúan con cautela para evitar el rechazo del público y de los responsables políticos. Hasta el momento, la aceptación de las vacunas es baja: menos del 5% de los estadounidenses han recibido la vacuna actualizada, según el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS). Wells teme que las consecuencias sean nefastas: «Veremos una enorme disparidad de los impactos en la salud debido a los cambios en el lenguaje».
Un estudio publicado en julio descubrió que los republicanos y demócratas de Ohio y Florida morían en tasas más o menos similares antes de que aparecieran las vacunas de covid, pero la disparidad entre partidos creció una vez que las primeras vacunas estuvieron ampliamente disponibles en 2021 y la aceptación fue divergente. A finales de año, los republicanos tenían una tasa de exceso de muertes, un 43% más alta que los demócratas.
Las iniciativas de salud pública llevan tiempo creando polémicas: la fluoración del agua, el intercambio de agujas y la atención de salud universal, por nombrar algunas. Pero la pandemia agravó la situación, según los funcionarios de salud pública.
Más de 500 dejaron su trabajo bajo coacción en 2020 y 2021, y los legisladores de al menos 26 estados aprobaron leyes para impedir que funcionarios públicos establecieran políticas de salud. Trent Garner, senador republicano por Arkansas, dijo a KFF Health News en 2021: «Es hora de quitarles el poder a los llamados expertos».
Al principio, los mandatos de vacunación fueron polémicos, pero las vacunas en sí no lo eran. Scott Rivkees, ex cirujano general de Florida, ahora en la Universidad Brown, sitúa el cambio en los meses después de que Joe Biden fuera elegido presidente.
Aunque el gobernador de Florida, Ron DeSantis, promovió inicialmente la vacunación contra covid, su postura cambió cuando la resistencia a las medidas sobre covid se convirtió en un elemento central de su campaña presidencial. A finales de 2021, nombró a Joseph Ladapo cirujano general. Para entonces, Ladapo había escrito artículos de opinión en The Wall Street Journal en los que se mostraba escéptico con los consejos de la medicina tradicional, como uno en el que se preguntaba: «¿Son las vacunas de covid más arriesgadas de lo que se anuncia?».
Con la introducción de las vacunas bivalentes el año pasado, la página web del Departamento de Salud de Florida eliminó la información sobre las vacunas de covid. En su lugar había normas contra los mandatos y detalles sobre cómo obtener exenciones de las vacunas. Luego, a principios de este año, el departamento desaconsejó vacunar a niños y adolescentes.
El consejo del estado cambió una vez más cuando los CDC recomendaron vacunas actualizadas contra covid en septiembre. DeSantis declaró, de manera incorrecta, que las vacunas «no habían demostrado ser seguras o eficaces». Y el departamento de salud modificó sus orientaciones para decir que los hombres menores de 40 años no debían vacunarse porque el departamento había realizado investigaciones y consideraba inaceptable el riesgo de complicaciones cardíacas como la miocarditis.
El informe se refiere a un documento breve, y sin autor, publicado en Internet en lugar de en una revista científica, donde se habría comprobado su veracidad. El informe utiliza un método poco habitual para analizar los historiales médicos de los floridanos vacunados. Citando graves defectos, la mayoría de los demás investigadores lo califican de información errónea.
Estudios científicamente constatados, y la propia revisión de los CDC, contradicen la conclusión de Florida contra la vacunación. Se han dado casos de miocarditis a causa de vacunas con ARNm, pero son mucho menos frecuentes que los casos provocados por covid. Según un análisis publicado en una revista médica a partir de una revisión de otros 22 estudios, el riesgo es siete veces mayor por esta enfermedad que por las vacunas de ARNm.
Desde que dejó su cargo, Rivkees ha visto con estupor cómo el departamento estatal de salud quedaba condicionado por las intromisiones políticas.
Unos 28,700 niños y adultos desde el nacimiento hasta los 39 años han muerto de covid en Estados Unidos. El mensaje antivacunas de Florida afecta a personas de todas las edades, añadió Rivkees, no sólo a los más jóvenes.
Señaló que Florida se desempeñó bien en comparación con otros estados en 2020 y 2021, ocupando el puesto 38 en muertes por covid per cápita a pesar de tener una gran población de adultos mayores. Ahora tiene la sexta tasa más alta de muertes por covid del país.
«No hay duda de que el aumento de la desinformación y la politización de la respuesta han pasado factura a la salud pública», dijo Rivkees.
Al igual que en Florida, el departamento de salud de Texas promovió inicialmente las vacunas contra covid, advirtiendo de que los tejanos que no estaban vacunados tenían 20 veces más probabilidades de sufrir una muerte asociada a covid.
Pero esta visión se desvaneció el año pasado, cuando los líderes estatales aprobaron políticas para bloquear los mandatos de vacunación y otras medidas de salud pública. La última es la prohibición del uso de fondos públicos para promover las vacunas contra covid. En Texas, la aceptación de la vacuna ya es baja, con menos del 4% de los residentes vacunados con el refuerzo bivalente que se puso en marcha el año pasado.
En el departamento de salud de Lubbock, Wells se las arregló para publicar un comunicado de prensa diciendo que la ciudad ofrece vacunas contra covid, pero se abstuvo de recomendarlas. «No podemos hacer tanta campaña como en otros estados», afirmó.
Algunos funcionarios de salud han modificado sus recomendaciones, dada la presión en la que viven. Janet Hamilton, directora ejecutiva del Council of State and Territorial Epidemiologists, dijo que el consejo dejó claro que vacunarse contra covid funciona cuando la gente confía en la comunidad científica, pero se corre el riesgo de alejar a otros de todas las vacunas. «Es importante que la salud pública vaya al encuentro de todas las personas», afirmó Hamilton.
El Departamento de Salud de Missouri adoptó esta táctica en X (ex Twitter): «Las vacunas de covid estarán disponibles en Missouri en breve… si te interesan estas cosas. Si no, ¡sigue mirando posteos!».
Esta historia fue producida por KFF Health News, una redacción nacional enfocada en el tratamiento en profundidad de temas de salud, que es uno de los principales programas de KFF, la fuente independiente de investigación de políticas de salud, encuestas y periodismo.