(Foto: Ilustrativa/Engin Akyurt/Pexels)

El 2023 se encamina hacia su final, un año que empezó con pronóstico reservado: las previsiones económicas no eran optimistas; los anuncios sobre la crisis climática eran muy desalentadores; el peligro de las guerras se respiraba en el aire, y los interrogantes y temores por la Inteligencia Artificial, que había apenas desembarcado en la Red poniéndose al alcance de todos, sembraban muchas preguntas sobre el futuro de esta herramienta, con un potencial para el bien o para el mal de consecuencias desconocidas.

Muchos de esos temores se hicieron realidad. El embate de catástrofes climáticas se hizo sentir en muchos lugares con terremotos, huracanes históricos y devastadores como el que impactó a millones de personas en Acapulco, inundaciones, incendios forestales y erupciones volcánicas.

Con relación a las catástrofes provocadas directamente por el hombre, la guerra entre Ucrania y Rusia no ha podido resolverse y, por el contrario, parece destinada a perdurar o a subsidiar solo por agotamiento; en Medio Oriente se desencadenó un conflicto tan repentino como letal y sin horizonte de paz.

En el tema de la Inteligencia Artificial han proliferado sus malos usos, empezando la de jóvenes víctimas, a cuyas fotos publicadas en redes, las han manipulado para mostrarlas desnudas. Pero los daños pueden llegar a ser mucho más graves, por lo que es evidente que se necesitan regulaciones internacionales para garantizar un uso racional y orientado al bien común.

Por el lado financiero, la calificadora de mercados Goldman Sacks da un voto de confianza a la economía americana y asegura que su expansión podría llegar a un 2.7% anual, superando a la pronosticada por los especialistas de una encuesta de Bloomberg, que prevén un crecimiento máximo de un 2.1% para las ocho economías más grandes del mundo.

La excepción se presentó por el lado de la economía, donde, a pesar de que las predicciones apuntaban a una contracción, el desempeño del país resistió bastante bien el ambiente mundial a la baja, y mostró un inesperado crecimiento en los dos primeros trimestres, según un reporte del Departamento de Economía de la ONU; la tasa de desempleo se mantuvo en niveles tan bajos que se acercaban al récord, y en términos generales, los indicadores económicos superaron los del 2019, el año previo a la pandemia.

Con base en todo esto, ¿qué cabe esperar para el 2024? En muchos aspectos, el panorama sigue luciendo complicado. Hay muchas señales de que las dos guerras actuales se prolongarán, con el temor adjunto de que otros actores se involucren, principalmente por el lado de los países árabes en el conflicto palestino-israelí; aparte de las tensiones que hay entre China y Filipinas o los coletazos de las prolongadas guerras civiles en Yemen y el cuerno de África.

En el frente doméstico sigue habiendo motivos para preocupaciones serias; una de ellas es el tema de la violencia con disparatorias a lo largo del país, que generan una sensación de que no se está a salvo en ninguna parte, en el país donde hay más armas que personas.

A esto se añade lo que en las grandes ciudades va en incremento. El deterioro en el tejido social, la apatía y el crimen reflejado en el boletín policiaco de todos los días en Filadelfia. Además de la preocupante crisis del fentanilo y los opioides que golpea a todo el país, pero en especial al norte de la ciudad, . ¿Qué lleva a tantas personas a esta adicción letal? Quizás son solo las señales de una herida profunda de insatisfacción, de soledad, de buscar paz y felicidad en el lugar equivocado, generando esta tragedia que le cobra una cuota de vidas tan alta a nuestra sociedad.

Por el frente migratorio la situación no da escampo. Un residente señalaba: “cuando yo era niño, hace 50 años, por mi pueblito, en la costa del mar del Darién, pasaban uno o dos aventureros al mes que decían dirigirse a Estados Unidos; hoy están pasando por mi pueblo entre mil y dos mil inmigrantes al día, que aspiran llegar al país del Norte. Vienen de Haití, Cuba, Venezuela, África, Asia, China; esto me dice que algo muy malo está pasando en esos países, y que algo no anda bien en todo el mundo”. ¿Debemos sucumbir al pesimismo, o debemos mirar una vez más con confianza a los inagotables recursos del espíritu humano? ¿O debemos creer que los hombres solos somos capaces, o invocar una intervención de un Dios poderoso, para aquellos que tienen fe? Esta es una repuesta que solo cada uno puede darse, en el interior profundo

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí