Los agentes de policía que acudieron al tiroteo en la escuela primaria de Uvalde, Texas actuaron “sin la menor urgencia” al instalar un puesto de mando y no respondieron debidamente a una situación en la que había un disparador activo, según un informe del Departamento de Justicia publicado el jueves. El informe destaca las “fallas en cascada” en el accionar policial frente a una de las peores masacres en una escuela de la historia estadounidense.
El informe sobre la azarosa respuesta policial a la matanza del 24 de mayo de 2022 en la escuela primaria Robb identifica una amplia gama de problemas, desde fallas de comunicación y liderazgo hasta la deficiente tecnología y entrenamiento, los que según las autoridades federales ayudaron a prolongar la crisis mucho más allá de lo que se debía. Y mientras tanto, alumnos aterrados dentro de las aulas llamaban al número de emergencias 911 y padres angustiados suplicaban a los agentes que entraran.
“Les dije a las familias anoche lo que espero haya quedado claro en los cientos de páginas y miles de detalles en el informe: sus seres queridos merecían algo mejor”, dijo el secretario de Justicia, Merrick Garland, en una conferencia de prensa en Uvalde el 18 de enero.
La masacre ya ha sido objeto de pesquisas en profundidad, pero el informe de casi 600 páginas del Departamento de Justicia permite comprender mejor cómo la policía de Uvalde no supo detener un ataque en que murieron 19 niños y dos docentes.
El informe destaca el terrible error de la policía al dar por sentado que el agresor estaba atrincherado, o bien contenido o muerto, cuando seguía disparando. Esa “mentalidad predominaba durante buena parte de la respuesta al incidente”, cuando la policía, en lugar de penetrar por la fuerza en las aulas para poner fin a la carnicería, esperó durante casi una hora para enfrentar al agresor, hecho que el informe calificó de “falta de urgencia”.
El agresor, Salvador Ramos, fue abatido 77 minutos después del arribo de la policía, cuando un equipo táctico dirigido por la Patrulla Fronteriza finalmente irrumpió en un aula para abatirlo.
“Jamás se debe considerar ni tratar a un disparador activo con acceso a las víctimas como un sujeto atrincherado”, dice el informe, con la palabra “jamás” en itálica.
Otros errores, dice el reporte, es que la policía actuó “sin la menor urgencia” para instalar un puesto de mando en la escena, lo que generó confusión entre los agentes acerca de quién estaba al mando. Los propios agentes entorpecieron el accionar, y el entonces jefe de la policía del distrito escolar, Pete Arredondo, dejó de lado sus radios por considerarlos innecesarios.
Aunque trató de comunicarse por teléfono con los agentes en otras partes del pasillo escolar, Arredondo les dijo que no entraran a las aulas “porque aparentemente decidió que antes se debía retirar a otras víctimas de las aulas vecinas para prevenir más heridas”.
Uvalde, con una población de 15.000 habitantes, sigue debatiéndose con el trauma de tantas muertes, y continúa dividida en cuanto la asignación de responsabilidades a la acción e inacción policial.
La matanza ha sido desmenuzada en audiencias legislativas, informes periodísticos y un informe de la legislatura de Texas, que culpó a la policía en todos los niveles de no dar “prioridad a salvar vidas inocentes por encima de su propia seguridad”.
En los 20 meses desde que el Departamento de Justicia anunció su investigación, los videos que muestran a los agentes aguardando en el pasillo fuera de las aulas de cuarto grado donde el hombre perpetraba la masacre ha convertido a la policía de Uvalde en objeto de ridículo nacional.
Garland se encontraba en Uvalde el miércoles antes de la publicación del informe. Visitó los murales pintados en el centro de la ciudad y, por la noche, mantuvo reuniones con los familiares de las víctimas antes de publicar las conclusiones.