El mes de febrero se celebra el Mes de la Historia Negra, “Black History Month”, tiempo del año en que se reconocen y honran el trabajo y las contribuciones que la cultura negra le ha traído a los Estados Unidos.
La huella del trabajo de los negros es evidente en muchos aspectos, en especial en el trabajo físico, pues en las megaobras de ingeniería que se levantaron en los siglos XIX y XX y que son orgullo de la nación, las realizaron principalmente trabajadores negros.
No es algo solo del pasado, según datos actuales del Construction Worker Demographics, el 39 % de los trabajadores de la construcción lo componen negros y latinos.
Pero no solamente son parte fundamental del país por su arduo trabajo, también forman parte de la riqueza en la cultura, en especial por su música, arte, gastronomía y sus grandes contribuciones en el deporte.
Sin embargo, estudios de diversas instituciones muestran que la grieta étnica en el campo de los empleos de alto nivel y en ciertas profesiones aún sigue siendo muy grande, en menoscabo de los negros. Según un informe de McKinsey & Company, a raíz de las protestas que siguieron a la muerte de George Floyd, en el 2020 se inició un positivo diálogo sobre cómo hacer frente a las injusticias y diferencias que aún perviven en el mundo del trabajo respecto a los negros.
De acuerdo con el reporte, las protestas motivaron a muchas compañías a buscar modos de sostener a sus trabajadores negros y a asumir un rol más activo en la lucha contra la injusticia y el racismo estructural enquistado en el sistema. Al final, las compañías se comprometieron a una inversión cercana a los 66 mil millones de dólares para sostener iniciativas de combate al racismo, asistencia a comunidades negras marginadas, apoyo a emprendimientos comerciales negros y a promover la equidad racial en todos los campos posibles.
Durante este mes de memoria y homenaje a la historia negra, no se debería olvidar a una parte importante de esta comunidad, los afrolatinos, un grupo con características muy peculiares, que a menudo deben enfrentar un doble motivo de segregación, por ser negros, y por ser latinos; además para los negros afroamericanos no son suficientemente negros, para los latinos no son suficientemente latinos.
Según datos del Pew Center, de los cerca de 47 millones de personas que se identifican como negros en EE. UU., un 5 % se identifican como negros latinos, es decir, unos 2,4 millones de personas. Provienen de zonas muy diversas de Latinoamérica, pero principalmente de aquellos países donde la población afro es numerosa. En esas naciones su influencia ha sido muy visible en la cultura, el deporte, la gastronomía, las artes plásticas, las tradiciones religiosas populares y, en especial, en la música.
Ejemplos de esto son el claro origen afro de ritmos como el merengue y el perico ripiao dominicanos; el mambo, la rumba y el son cubanos; la salsa y la bomba de Puerto Rico; la cumbia y el mapalé de Colombia; el reggae jamaiquino, la punta hondureña, el calipso, originado en Trinidad y Tobago, pero cultivado en Venezuela y Panamá. Y si sumamos los géneros afrobrasileños más populares, como la samba y el frevo, es evidente cómo la influencia de los tambores, las percusiones y el jolgorio que viven en la sangre africana rápidamente irrigaron la música, el canto y la danza a lo largo y ancho de Latinoamérica.
Así también, son muchos los afrolatinos que han superado estas barreras y abierto caminos de conquista y de éxito tras llegar a este país; baste solo en pensar en figuras como las estrellas puertorriqueñas Roberto Clemente y Carmelo Antony; a la afrovenezolana Mariah Carey, al boricua-hawaiano Bruno Mars, a la rapera dominicana Cardi B; al historiador puertorriqueño Arturo Schomburg; a la periodista australo-cubana Soledad O’Brien; al pintor haitiano-boricua Jean Michel Basquiat o a la afrocolombiana Sandra Mosquera, pionera en el mundo corporativo del hi-tech, que celebramos sus logros en esta edición de Impacto.
Merecen admiración por trillar el camino y abrirlo a las ilusiones y las esperanzas de muchos otros. Para ellos nuestro respeto y homenaje en este mes que honra la fuerza, la creatividad y la resiliencia de los descendientes de la madre África.
Durante el mes de febrero, si tienes una historia afrolatina en la región que contar, cuenta con Impacto. Redaccion@impactomedia.com