JERUSALÉN. — El primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, prometió el martes seguir adelante con la ofensiva israelí y condenó una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas que pedía una pausa en los combates, afirmando que había animado a Hamás a rechazar otra propuesta de cese el fuego y liberación de rehenes.
Mientras la guerra en Gaza continuaba en su sexto mes, los dos bandos insistieron en público en que su idea de victoria estaba al alcance, y el lunes por la noche rechazaron los esfuerzos internacionales por frenar el derramamiento de sangre.
Netanyahu ha dicho que Israel puede alcanzar sus objetivos de desmantelar a Hamás y recuperar a decenas de rehenes si expande su ofensiva terrestre a la ciudad sureña de Rafah, donde se ha cobijado casi la mitad de la población gazatí, muchos en abarrotados campamentos de carpas.
Hamás ha dicho que retendrá a los rehenes hasta que Israel acepte un cese el fuego más permanente, retire sus fuerzas de Gaza y libere a cientos de prisioneros palestinos, incluidos milicianos destacados. El lunes por la noche dijo que había rechazado una propuesta reciente que no cumplía esas demandas, que de alcanzarse permitirían al grupo reclamar una victoria extremadamente costosa.
En un comunicado, Netanyahu afirmó que el anuncio “demostró claramente que Hamás no está interesado en continuar las negociaciones hacia un acuerdo y sirvió como desafortunado testimonio del daño de la decisión del Consejo de Seguridad”.
“Israel no se rendirá ante las delirantes demandas de Hamás y seguirá actuando para alcanzar todos los objetivos de la guerra: liberar a todos los rehenes, destruir la capacidad militar y de gobierno de Hamás y garantizar que Gaza nunca vuelve a ser una amenaza para Israel”.
La guerra ha matado a más de 32.000 palestinos, según el Ministerio de Salud de Gaza, que no distingue entre civiles y combatientes en su conteo pero dice que las mujeres y los niños suponen dos tercios de los muertos. Los combates han dejado en ruinas buena parte de la Franja de Gaza, desplazado a la mayoría de sus habitantes y llevado a un tercio de sus 2,3 millones de personas al borde de la hambruna.
Al menos 16 personas, incluidos nueve niños y cuatro mujeres, murieron el lunes por la noche en un ataque israelí contra un edificio residencial en Rafah donde se cobijaban tres familias desplazadas, según registros hospitalarios y parientes de los fallecidos. Un reportero de Associated Press vio los cuerpos cuando fueron trasladados al hospital.
El Consejo de Seguridad consiguió por fin aprobar una resolución que pedía un cese el fuego cuando Estados Unidos se abstuvo en lugar de vetar la medida, lo que indignó a Israel en una gran escalada de las tensiones entre los dos estrechos aliados. La resolución pide la liberación de todos los rehenes retenidos en Gaza, pero no lo marca como condición para el alto al fuego.
El ministro israelí de Exteriores, Israel Katz, dijo el martes a la radio del ejército que la resolución de la ONU había alentado a Hamás a rechazar la propuesta de cese el fuego al indicar que la presión internacional pondría fin a la guerra sin que tuviera que hacer concesiones.
“El mensaje enviado ayer a Hamás (…) es que no tienen que darse prisa”, dijo Katz.
La guerra comenzó el 7 de octubre, cuando milicianos liderados por Hamás asaltaron la frontera y atacaron poblaciones en el sur de Israel, donde mataron a unas 1.200 personas, la mayoría civiles, y secuestraron a unas 250. Se cree que el grupo aún retiene a unos cien rehenes, así como los restos de otros 30 ya fallecidos. La mayoría de los demás fueron liberados en noviembre a cambio de prisioneros palestinos.
Estados Unidos, Qatar y Egipto llevan semanas tratando de negociar otro cese el fuego y una liberación de rehenes, pero esos esfuerzos parecían estancados. Hamás informó a los mediadores de que se atendría a su posición anterior, según dijo en un comunicado el lunes por la noche.
El grupo afirmó que Israel no había respondido a sus principales demandas de “un cese el fuego completo, una retirada (israelí) de la Franja, el regreso de las personas desplazadas y un intercambio real de prisioneros”.
Majed al-Ansari, vocero del Ministerio qatarí de Exteriores, que acoge las conversaciones en este momento, dijo a la prensa que el diálogo seguía abierto, sin dar más detalles.
Hamas ha propuesto un proceso gradual en el que liberaría a todos los rehenes que quedan a cambio de una retirada total israelí de Gaza, la apertura de sus fronteras a la ayuda y la reconstrucción y la liberación de cientos de prisioneros palestinos, incluidos milicianos destacados que cumplen cadenas perpetuas.
Netanyahu ha prometido reanudar la ofensiva israelí tras cualquier liberación de rehenes y seguir combatiendo hasta que Hamás sea destruido, afirmando que es la única forma de evitar una repetición del ataque del 7 de octubre. Pero ha dado pocos detalles sobre qué ocurriría después de una victoria así y ha rechazado en su mayor parte el plan de posguerra trazado por Estados Unidos.
Esa estrategia le ha colocado en una posición cada vez más enfrentada con el gobierno de Joe Biden, que ha expresado su creciente preocupación por las bajas civiles al tiempo que proporciona a Israel crucial ayuda militar y respalda el objetivo de Israel de destruir a Hamás. Estados Unidos había vetado resoluciones anteriores de la ONU que pedían un cese el fuego.
La Casa Blanca ha instado a Israel a no emprender una gran operación terrestre en Rafah y advertido que podría causar una catástrofe humanitaria. El gobierno tenía previsto presentar una estrategia alternativa a funcionarios israelíes en Estados Unidos, pero Netanyahu canceló la visita de la delegación israelí como respuesta a la abstención de Washington en la ONU.
Sin embargo, el ministro israelí de Defensa, Yoav Gallant, está en Washington en otro viaje separado y tenía previsto reunirse el martes con el secretario de Defensa, Lloyd Austin.