Decidí tomar el camino de la felicidad, cuando acepté el reto de crecer con las enseñanzas que me ofrecía la vida. No fue una elección nada fácil. Quería encontrarla a base de un crecimiento interior y de conexión con mi intuición. La llave de ese camino: Entender que ese mundo íntimo, es un océano para explorar a través de la curiosidad, afrontando no solo el miedo a lo desconocido; sino, también, agradeciendo la oportunidad de encontrar, en ese viaje, el camino a la sanación espiritual.
Con el tiempo, descubrí herramientas que me ayudaban a abrir mi corazón mostrando las heridas y sus huellas. Empecé a escribir diarios en donde mi pluma evocaba mis sentimientos, dejando a un lado mis pensamientos lógicos. Esos encuentros eran dolorosos, pero tenía que llegar a su esencia para reflexionar, aceptar y soltar. Ese camino revelaba otro nivel de felicidad, con una plenitud interior, la cual se reflejaba en mis pasiones, habilidades y propósitos. Para mi ser feliz es revelar la llama de tu intuición que navega constantemente, en un mar de sabiduría innata; el silencio, como técnica, ayuda a callar el bullicio de la mente en transición a este proceso. La meditación, también, nos ayuda a centrarnos en el hoy, no en el mañana o en el pasado arraigado, que ya no existe. Creo que la felicidad es una opción filosófica de vida que se alinea a tus valores primordiales como ser humano. En ese camino es posible crear sistemas que nos ayuden a florecer y a conectarnos con otros seres humanos que quieran crecer en este mismo proceso. Muchas de las personas deciden que no es el camino para ellos; tal vez porque añoran su zona de confort, andando por la vida con las consecuencias de esos actos.
Creo que la felicidad no es un estado de ánimo de un día o una semana; muchas veces se confunde con la adquisición de bienes materiales, cargos importantes o logros académicos. El reto es despojarse de todo lo material e inmaterial de la vida, y enriquecernos a través de experiencias positivas, llenando continuamente nuestra caja de tesoros, con gratos momentos a través de imágenes, sonidos, olores y sensaciones. Esos sistemas me han ayudado a mantener un corazón y un espíritu alegre –lleno de optimismo, coraje, fe, perdón, gratitud, compasión y generosidad– dándome la oportunidad de ver cualquier situación desde un prisma mucho más positivo. En mi experiencia para que la felicidad sea un canal de oportunidades de crecimiento, y de propósito de vida, el descubrimiento interior continuo es indispensable. ¡Motívese a descubrirlo!
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MUY BELLO ARTICULO ….
ES COMO MUCHOS VEMOS AFRONTAMOS Y QUEREMOS SER FELICES….
Gracias Maria Elena por tu comentario!