En primer lugar, nos encontramos en una encrucijada. Cuando Joe Biden asumió la presidencia después de derrotar a Donald Trump, sentimos una sensación de alivio. Su gobierno no sólo promulgaría políticas sólidas en materia de inmigración, sino que también esperábamos que cumpliera su palabra con respecto a la seguridad social, la deuda estudiantil, el alto precio de las recetas y una docena de otras promesas que hizo durante la campaña.
Por el otro lado, Donald Trump representa un peligro claro y presente para nuestra democracia, el Estado de derecho y nuestro lugar en el escenario mundial. Sus políticas alienaron a los amigos y alentaron a nuestros enemigos.
Joe Biden parecía una apuesta segura para la reelección, teniendo en cuenta el estado de la economía y la restauración de nuestra credibilidad en el exterior. Su débil desempeño en el primer debate con Donald Trump reveló que el estado físico y mental del presidente se había deteriorado.
Fuimos testigos de un cambio drástico entre el Estado de la Unión y el debate. Casi de inmediato hubo llamados para que renunciara y permitiera que Kamala Harris se postulara para la presidencia. Resistió hasta que el coro se volvió demasiado ruidoso para ignorarlo y comenzó a considerar el final de su carrera.
Comentaristas bien informados afirmaron que necesitaba defender su legado, abandonándose por su propia voluntad en lugar de votar en su contra por parte de su propio partido. Joe Biden ha tomado el camino correcto y ha presentado su dimisión para dejar la vía abierta al Partido Demócrata para elegir un candidato presidencial tras su desastrosa actuación en el debate.
El país estará eternamente agradecido por su decisión, que demuestra que eligió el bien de la nación por encima de todas las cosas.
El principal problema del partido es buscar al vicepresidente adecuado que se una a Kamala Harris. Los nombres de gobernadores y legisladores estuvieron en boca de los críticos de los medios. Inmediatamente pensamos en un nombre que no mucha gente consideraría. El almirante retirado James Stavridis podría ser un tremendo activo para la candidatura del Partido Demócrata.
Su nombre ya había aparecido en la escena nacional cuando Hillary Clinton empezó a buscar posibles compañeros de fórmula. El currículum del almirante es impresionante, al igual que su energía. Se le ha visto en Morning Joe de MSNBC y en otros programas en su función de consultor en asuntos internacionales.
Sus comentarios son siempre elocuentes, informativos e informados, y se entregan de manera clara, y cuando aborda las cuestiones de Israel y Gaza, o la constante amenaza de Irán de desestabilizar el Medio Oriente. Inspira confianza y sus intervenciones ilustran su ascenso a los niveles más altos de su tiempo en la Marina de los Estados Unidos y como comandante militar en Europa.
Su presencia en la lista presidencial proporcionaría a Kamala Harris una abundante experiencia en política exterior. Quizás también, convencer a los militares, a sus familias y al resto de nosotros de que el equipo Harris-Stavridis guiaría las políticas de este país en la dirección correcta, restaurando la fe en nuestras instituciones y la confianza en todo el mundo.