El regreso a clases representa el desafío más grande que enfrentan ahora los padres de familia. Con más de cuatro millones de personas infectadas con COVID-19 y casi dos docenas de estados en “zonas rojas” de alto contagio, las autoridades de salud y los líderes políticos tratan de salir al paso a los clamores de los padres, que buscan la mejor opción y la más segura para sus hijos.
El regreso a las clases presenciales comenzó en varios estados, incluso en aquellos donde el coronavirus aún circula activamente, obligando a imponer cuarentenas para frenar focos de contagio entre los estudiantes.
El inicio del año ha sido muy diferente este año debido al azote de la pandemia de coronavirus. Grandes ciudades como Chicago, Houston, Los Ángeles, Miami, decidieron empezar las clases de modo virtual, frente a otras que dieron luz verde al retorno a las escuelas.
El gobernador del Estado de Nueva York -epicentro de la expansión de la COVID-19 en la primavera- anunció hace algunos días que las escuelas podrían reabrir de modo presencial en áreas donde la tasa de test positivos esté por debajo del 5%. Cuando en la mayor parte del estado ese valor está actualmente en alrededor del 1%.
Pero la ciudad de Nueva York, que ha anunciado que está considerando un modelo híbrido con entre uno y tres días de clases presenciales, aún tiene que confirmar qué formato tendrán sus 1,1 millones de estudiantes cuando se reincorporen a clases en los próximos días.
Por otro lado, gobernadores de los estados republicanos insisten en que todos los estudiantes vuelvan a las escuelas, apoyando la línea del presidente Donald Trump.
Este es el caso de Mississippi, Georgia, Tennessee o Indiana, donde las escuelas ya reabrieron inclusive desde la semana pasada. En estas regiones, la epidemia se estabilizado desde finales de julio o principios de agosto, pero siguen con niveles altos de contagio.
El nivel de riesgo tolerado por las autoridades locales es mucho más laxo que los parámetros permitidos en otros países.
Con información de VOA y Agencias.