A raíz de las elecciones presidenciales de 2016, millones de inmigrantes indocumentados enfrentaron crecientes incertidumbre y ansiedad sobre su futuro en Estados Unidos. Las organizaciones que prestaban servicios a inmigrantes recibieron una demanda súbita de ayuda en todo el país. Desde entonces, la página web Inmigrante informado, se ha convertido en un centro digital en el cual una red de personas ofrece la información y los consejos más actualizados y accesibles para la comunidad de inmigrantes indocumentados.
Uno de los temas en que ofrecen información es sobre lo que sucede con el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia , por su acrónimo (DACA en inglés), que es una política migratoria que retrasa la deportación de las personas que llegaron a Estados Unidos cuando eran niños y no tienen documentación o un estatus legal oficial.
El programa fue implementado en 2012 por el entonces presidente Barack Obama, como una protección temporal mientras el Congreso aprobaba una ley de regularización migratoria. Hoy los beneficiarios de DACA cuentan con un número de seguro social y un permiso de trabajo que les permite existir administrativamente: trabajar, conducir un auto, o acceder a financiamientos para educación superior de manera legal.
El 13 de septiembre de 2023, el Juez del Tribunal de Distrito Hanen volvió a dictaminar que DACA es ilegal, un fallo similar fue dictado en junio de 2021. En noviembre de 2023, el caso fue apelado ante la Corte de Apelaciones del Quinto Circuito y actualmente está en revisión.
Según datos federales, hay más de 530.000 beneficiarios activos del programa DACA al 31 de diciembre de 2023; de ellos, unos 429.000 son mexicanos. Uno de ellos es Juan Luna Valente, nacido en el estado mexicano de Guerrero quien, llegó a Kennett Square en Pensilvania en 1995 con sus padres cuando tenía un año. Su mamá fue pizcadora de hongos en las fincas de champiñón de la localidad y su padre se dedicaba a la pintura. Juan es el mayor de seis hermanos, cinco de los cuales ya nacieron en Estados Unidos. Estudió la primaria en Kennett Square y la secundaria en Avondale. Pocos meses después de su graduación anunciaron el programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia y a los 18 años envió su solicitud . “El proceso era completamente nuevo, descubrir qué se necesitaba. Me acuerdo que mandamos un paquete grueso que incluía sobre de manila lleno de documenos que incluían mi historial escolar para comprobaba mis estudios todo el tiempo en el país”.
Después de tres o cuatro meses supo que fue aceptado y estar en este programa cambió su vida. “Antes de DACA sentía que no tenía mucho futuro en este país. Uno se deprime y sentía que sería mejor regresar a México. Como indocumentado no hay muchos trabajos aunque era buen estudiante con mucho potencial, sentía que no podia hacer mucho”.
Ahora a los 30 años, Juan es asistente de enfermero en el hospital pediátrico Nemours Children’s Hospital en el estado Delaware. Antes de ese trabajo, fue recepcionista bilingüe en un centro de terapia pues en aquel entonces estaba interesado en la salud mental.Recuerda cuando a los 10 años le interpretaba a su mamá durante las citas médicas de ella.
Aunque no ha participado en eventos de los beneficiarios de DACA para exigir que no se desmantele, Juan aprovecha las ocasiones para hablar de la importancia de ese programa en la vida de los jóvenes indocumentados con funcionarios gubernamentales como con el senador Robert Casey, Jr., con el representante estatal Malcolm Kenyatta y con Chrissy Houlahan, congresista del sexto distrito de Pensilvania, entre otros.
“Mi esperanza es que la candidata presidencial Kamala Harris gane las elecciones, que se mantenga el control en el senado y pasar legislación para los que tenemos DACA, podamos recibir un camino a la ciudadanía, sería un sueño hecho realidad para mí poder votar,” concluye con firmeza.