Palmyra, NJ- El lunes 31 de agosto, fui a presentar mis respetos a un completo extraño en la Casa de Funerales Tunsil, en Palmyra, Nueva Jersey. Como padre de Alejandro Rojas García, su madre, Aleida García, y yo, tuvimos que librar una batalla titánica para obtener el apoyo de la Unidad de Homicidios del Departamento de Policía de Filadelfia, la Oficina del Director Administrativo, los funcionarios electos, la Oficina del Fiscal de Distrito, la familia, los amigos y grupos comunitarios representantes de las familias víctimas de homicidios y de tiroteos.  

Aleida y yo supimos que la familia del extraño sufrió una tragedia similar: su amado Frankie Díaz Jr. murió de manera absurda, según la familia en duelo, y esperan justicia. Según ellos, hay oficiales penitenciarios que conocen los hechos que rodearon su muerte, pero tienen miedo de hablar. Ha habido escasa cobertura en la prensa en idioma inglés. Solo Telemundo 62 proporcionó informes sobre la historia. La reportera, Isabel Sánchez, ha continuado cubriendo este caso.

El día que visité la funeraria Tunsil, observé a un grupo de jóvenes y adultos que usaban mascarillas protectoras, sollozaban, se secaban las lágrimas, se saludaban con golpecitos del puño y se abrazaban para consolarse. Las víctimas expresaban su dolor, procesaban sus emociones y recordaban a su familiar y amigo, Frankie Diaz.

Las lágrimas y el tobogán emocional que exhibieron los asistentes ese día fueron causadas por la pérdida de un ser querido y, según su madre, Eva Díaz, la falta de empatía por parte del personal directivo del Departamento de Prisiones de Filadelfia. La familia alega, en una publicación de Facebook, que Díaz fue asesinado dentro del Centro de Detención de Filadelfia, el 18 de agosto de 2020. El reporte noticioso dice «el sistema penitenciario no le está dando a la familia ninguna respuesta sobre cómo sucedió esto».

Para los familiares sobrevivientes, cuya vida se verá alterada para siempre debido a este acto de violencia, es importante que sean tratados con empatía y una preocupación genuina por su dolor. Fue muy alentador ver a los miembros de la familia Díaz acompañados de amigos de Frankie, y de los familiares protestando pacíficamente frente al Centro de Detención de Filadelfia, donde había estado detenido el joven en espera de su juicio.

Salí de la funeraria con un profundo malestar, consciente de lo frustrante que debe ser para las personas que amaban a Frankie Diaz, no poder lograr que los funcionarios electos y los líderes de la comunidad puertorriqueña y latina respondan a su llamado de solidaridad. Es necesario impulsar para una investigación exhaustiva y rápida de los hechos que rodearon la muerte de Frankie. Nosotros, como comunidad solidaria, somos mucho mejores que eso.

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