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(Foto: Ilustrativa/Pexels)

Una situación que resuena en muchas organizaciones es la de los jefes que hablan maravillas sobre el compromiso de sus empleados, pero, cuando se examinan a sí mismos, la realidad es otra. No es raro escuchar frases como: “Mis empleados son muy dedicados” o “el equipo es excepcionalmente comprometido”, mientras que esos mismos líderes no muestran la misma entrega. Hay una clara incoherencia entre lo que dicen y lo que hacen. Pero ¿Qué pasa cuando el ejemplo no viene desde arriba? La respuesta es simple: el compromiso se desvanece.

Un problema más común de lo que crees

La falta de coherencia entre las palabras y las acciones de los líderes tiene un impacto directo en la motivación y productividad de los equipos. Un estudio de 2024 de Gallup revela que solo el 15% de los empleados en todo el mundo se sienten realmente comprometidos con su trabajo. Aunque una de las causas es por la “falta de compromiso” de los empleados, lo cierto es que este problema es, en muchos casos, responsabilidad directa de los líderes.

Los empleados están observando constantemente. Un jefe que llega tarde a las reuniones, no responde correos importantes o no cumple sus propios plazos, aunque exija lo contrario a su equipo, genera un ambiente de desilusión. Esto se conoce como el “síndrome del jefe incoherente”.

Imagina que trabajas en una empresa en la que el CEO predica la importancia del balance entre la vida personal y laboral. Promueve el bienestar mental y exige que todos los empleados se tomen sus descansos y vacaciones. Sin embargo, este mismo CEO envía correos electrónicos a las once de la noche, programa reuniones urgentes sin previo aviso, sin agenda real o fuera de horario, o no respeta los días feriados e incluso toma vacaciones espontaneas sin previa notificación a sus equipos. ¿Cuál es el impacto real de este tipo de conducta?

Cuando los líderes no son coherentes, el equipo también sufre. Los empleados que ven esta falta de consistencia suelen adoptar un enfoque de “solo cumplir”. Se desconectan emocionalmente de su trabajo y comienzan a hacer solo lo mínimo necesario para mantener su empleo. No es que no tengan capacidad o talento, sino que han perdido la motivación para dar más, porque no creen en el sistema ni en el liderazgo.

Tres claves para jefes y colaboradores

1. Haz lo que predicas. El liderazgo no se trata solo de dar órdenes o dirigir equipos, sino de ser un ejemplo vivo de las expectativas que se tienen. Un líder que exige puntualidad debe ser el primero en llegar. Uno que promueve el bienestar debe tomar sus descansos y respetar los de los demás.

2. La comunicación es clave. Si, como jefe, tienes dificultades para cumplir tus propios estándares, la honestidad y la comunicación abierta puede salvar la situación. Es importante admitir errores o explicar por qué ciertas circunstancias impiden cumplir con lo que se espera. A veces, ser transparente y vulnerable puede fortalecer la relación con tu equipo, en lugar de socavarla.

3. El compromiso es contagioso. Tanto el compromiso como la desmotivación se contagian. Un equipo con un líder verdaderamente comprometido tenderá a seguir ese ejemplo. De la misma manera, un líder que no lo está transmite apatía a su equipo. Invertir en el bienestar y el desarrollo personal y profesional del líder no solo beneficia al jefe, sino a toda la organización.

* Jacques Giraud es ingeniero, especialista en desarrollo organizacional, master coach y mentor, con más de 25 años de experiencia y más de 400 seminarios impartidos como facilitador de Insight Seminars en más de 14 países. Autor del libro “Super Resiliente”. www.jacquesgiraud.com

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