Te escribo por este medio porque no es fácil comunicarme contigo en persona. A veces mi apariencia y acento me hacen sentir inseguro al cruzarme en tu camino, ya que he escuchado cómo, en los mítines de campaña del expresidente Trump y de Vance, sus seguidores celebran con especial entusiasmo cuando los candidatos prometen realizar la deportación más grande de la historia desde el primer día. Trump ha admitido que planea ejecutar su propuesta invocando la vieja Ley de Enemigos Extranjeros de 1789.
Trump prometió lanzar la “Operación Aurora”, un plan para movilizar a los policías locales y a las fuerzas armadas en territorio estadounidense para realizar la “madre de todas las deportaciones”. Los miembros del movimiento MAGA consideran la crisis migratoria como una invasión. De aplicarse, el presidente tendría el poder unilateral de cazar, detener y deportar masivamente extranjeros —o incluso recluirlos en campos de concentración—. Para Trump, las ciudades se están convirtiendo en “zonas de guerra” del “crimen inmigrante”. Aunque las cifras lo desmientan, durante años se ha sembrado en la mente de los estadounidenses que es un “país ocupado” y a punto de ser invadido por millones de migrantes, a quienes se ha referido como “animales”, “criminales”, “terroristas” y “enfermos mentales”, que inclusive se comen las mascotas de la gente.
Cuando nos topamos de frente, suelo sonreír discretamente ante tu mirada, a veces desconfiada, a veces amenazante. Es triste saber que tú me temes, y yo a ti, porque han generado una sensación de que uno representa una amenaza para el otro.
Entiendo tu miedo, créeme, conozco muy bien la sensación de inseguridad e incertidumbre, la misma que me trajo aquí.
Sé también que tienes muchas razones para no confiar en los políticos, en los partidos, en la clase dirigente que suele acercarse al pueblo cuando necesita de su voto y después nos vuelven a olvidar.
Sé también que hay muchas otras cosas que te han acercado al movimiento MAGA, y que hay tendencias en el movimiento “woke” y de los liberales que también percibes como amenazantes.
Sé que los extremos suelen, en cierto momento, tocarse en un punto ciego donde se cae en el fanatismo.
Sé que amas a tu familia y quieres tener el control de tus libertades de la educación en tu hogar de acuerdo con tus principios; mi comunidad es reconocida por la importancia que le damos a la familia.
Sé que la inflación nos ha afectado a casi todos, pero que aun así somos el país con la economía más fuerte del mundo, que sigue recuperándose de la pandemia y de guerras que parecen no tener fin.
Vecino MAGA, veo que eres un gran trabajador, y que sales temprano y regresas tarde a casa, pero me gustaría poder charlar contigo un día, genuinamente, y escuchar tus preocupaciones y tú las mías. Creo que todos hemos sido víctimas de la desinformación y la propaganda que nos han puesto como enemigos.
Quisiera que la bruma que nos afecta la visibilidad y la confianza a todos desaparezca sin que desaparezcan nuestras diferencias.
Al igual que muchos migrantes como tus ancestros, he venido con la esperanza, que aún no pierdo, de contribuir en mi nuevo hogar y prosperar.
Las personas que lideran MAGA y que podrían llegar a gobernar, junto con Trump, son muy lejanas a la mayoría de nosotros, la clase trabajadora. Elon Musk, al no poder aspirar a ser presidente, ya aseguró un puesto en su eventual gabinete; lo escuché a él y a otros muchos oradores en su cierre de campaña en Nueva York; ninguno se parece a ti vecino MAGA, y espero tanto que no aplaudas los insultos que descargaron hacia muchos, hiriéndonos, pues nos ven muy extraños a ellos.
Estoy muy seguro de quién soy, de mi identidad, y celebro las diferencias, pues es lo que hace aun más ricas las culturas.
Como tú, soy un ciudadano americano y amo esta nación de naciones en donde siguen reinando las oportunidades.
Vecino MAGA, en mi país no puedo votar por el presidente, pues los que viven en la isla de Puerto Rico no pueden votar por el candidato a ocupar la Casa Blanca, pero aquí en el continente sí puedo, y lo voy a hacer, no a partir de las apariencias, y las percepciones que suelen ser muy subjetivas. Lo haré con la convicción de que las ideas pueden estar equivocadas, porque la información de las que se nutre puede ser engañosa. Votaré con mi conciencia en paz, y movido por el amor a mi semejante, incluso como creyente, con amor a mi enemigo, y no movido ni por el miedo ni por el odio. ¿Y tú?