Por Elliot Spagat y Gisela Salom
“Construyan el muro” fue el lema de la campaña de Donald Trump en 2016, y actuó en consecuencia al recurrir a presupuestos militares para construir cientos de kilómetros de muro fronterizo con México. “Deportación masiva” fue la expresión de moda que entusiasmó a quienes lo apoyaron en su contienda por la Casa Blanca en 2024.
La victoria de Trump prepara el escenario para una rápida ofensiva después de que una encuesta de AP VoteCast mostró que los partidarios del presidente electo se centraron en la inmigración y la inflación, temas que el republicano recalcó durante toda su campaña.
Es incierto cómo y cuándo tomarán forma las acciones de Trump sobre la inmigración.
Aunque Trump y sus asesores han ofrecido un plan a grandes rasgos, quedan muchas preguntas sobre cómo deportarían a las cerca de 11 millones de personas que se estima que están en el país ilegalmente. ¿Cómo se identificaría a los inmigrantes? ¿Dónde serían detenidos? ¿Qué pasaría si sus países se niegan a recibirlos de regreso? ¿Dónde encontraría Trump dinero y oficiales entrenados para llevar a cabo su deportación?
Trump ha dicho que invocaría la Ley de Enemigos Extranjeros, una ley de 1798 que rara vez se ha utilizado y que permite al presidente deportar a cualquier no ciudadano de un país con el que Estados Unidos esté en guerra. Ha hablado sobre desplegar a la Guardia Nacional, que puede ser activada por órdenes de un gobernador. Stephen Miller, un asesor de Trump, ha dicho que las tropas bajo el mando de gobernadores republicanos simpatizantes serían enviadas a estados vecinos que se nieguen a participar.
Trump, quien repetidamente dijo que los inmigrantes “envenenan la sangre” de Estados Unidos, ha infundido miedo en las comunidades inmigrantes sólo con sus palabras.
Julie Moreno, una ciudadana estadounidense quien lleva siete años casada con un mexicano que se encuentra en el país ilegalmente, se adapta a la idea de que tal vez tenga que vivir separada de su esposo, quien llegó a Estados Unidos en 2004. Ella puede mudarse a México desde Nueva Jersey, pero le sería casi imposible dirigir su negocio de importación de guantes de boxeo.
“Todavía no tengo palabras. Son demasiados sentimientos”, expresó Moreno con la voz entrecortada al hablar el miércoles de la victoria de Trump. “Tengo mucho miedo por la seguridad de mi esposo… Si lo detienen, ¿qué va a pasar?”.
Neftalí Juárez, el esposo de Moreno, dirigía una empresa de construcción y siente que ha contribuido al país al pagar impuestos y brindar empleo a través de su empresa. “Desafortunadamente, la opinión de la gente que votó es diferente”, dijo. “Me siento terrible por perder a mi esposa”.
Algunos expertos en políticas creen que las primeras medidas de Trump en materia de inmigración se den en la frontera. Podría presionar a México para que siga impidiendo que los migrantes lleguen a la frontera estadounidense. Es posible que coaccione a México para restablecer una política del gobierno previo de Trump que obligaba a los solicitantes de asilo a esperar en territorio mexicano hasta que se realicen sus audiencias en un tribunal de inmigración estadounidense.
Andrew Arthur, miembro del Center for Immigration Studies (Centro de Estudios de Inmigración), quien apoya las restricciones a la inmigración, destacó las declaraciones de campaña del vicepresidente electo JD Vance sobre que la deportación de millones de personas se haría paso a paso, no de una sola vez.
“No hablas de una emboscada”, dijo Arthur, exjuez de inmigración, a The Associated Press. “No hay forma de que puedas hacerlo. Lo primero que tienes que hacer es sellar la frontera —y luego se puede abordar el interior—. Todo esto se guiará por los recursos que tengas disponibles”.
Elena, una nicaragüense de 46 años que lleva 25 años viviendo ilegalmente en Estados Unidos, no pudo dormir tras la victoria de Trump. Lloró sobre qué hacer si ella y su esposo, de 50 años, son deportados. Tienen dos hijas adultas, ambas ciudadanas estadounidenses, quienes han tenido dolores de estómago y problemas respiratorios a causa de la ansiedad por las elecciones.
“Se me hace tan difícil desarraigarse del país al que yo he visto como mi casa”, dijo Elena, quien vive en el sur de Florida y sólo dio su primer nombre por miedo a ser deportada. “He hecho mis raíces aquí y es difícil tener que abandonar todo para volver a empezar”.
Los defensores analizan dónde podrían ocurrir los arrestos por deportación, y observan especialmente de cerca para ver si las autoridades se adhieren a una política —que ha estado en práctica por años— de evitar las escuelas, los hospitales, los lugares de culto y los centros de ayuda en caso de desastre, reportó Heidi Altman, directora de defensa federal del Fondo de Justicia para Inmigrantes del Centro Nacional de Leyes Migratorias (NILC por sus siglas en inglés).
“Nos lo tomamos muy en serio”, dijo Altman. “Todos debemos tener los ojos bien abiertos ante el hecho de que no estamos en 2016. Trump y Stephen Miller aprendieron mucho de su primer gobierno. Los tribunales se ven muy diferentes a los de hace cuatro años”.
Se presume que Trump reanudará otras políticas de gran alcance de su primer mandato y descarte medidas clave del presidente Joe Biden. Esto incluye:
— Trump ha criticado duramente las políticas de Biden para crear y ampliar vías legales de entrada, incluida una app llamada CBP One con la cual casi 1 millón de personas han ingresado por cruces terrestres con México desde enero de 2023. Otra política ha permitido que más de 500.000 cubanos, haitianos, nicaragüenses y venezolanos vuelen al país con patrocinadores financieros.
— Trump redujo el número de refugiados examinados y aprobados en el extranjero por la Organización de las Naciones Unidas y el Departamento de Estado para establecerse en Estados Unidos, hasta llegar a su nivel más bajo desde que el Congreso estableció el programa en 1980. Biden lo reconstruyó y estableció un límite anual de 125.000, comparados con 18.000 bajo Trump.
— Trump buscó poner fin al programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (DACA, por sus siglas en inglés) del gobierno de Obama, el cual protegía de la deportación a las personas que llegaron a Estados Unidos cuando eran niños pequeños. Una demanda de gobernadores republicanos que parece encaminarse a la Corte Suprema impugna el DACA. Por ahora, cientos de miles de beneficiarios del DACA pueden renovar su estatus, pero no se aceptan nuevas solicitudes.
— Trump redujo drásticamente el uso del Estatus de Protección Temporal (TPS, por sus siglas en inglés), creado bajo una ley de 1990 para permitir que las personas que ya están en Estados Unidos se queden si sus países de origen son considerados inseguros. Biden amplió drásticamente el uso del TPS, e incluyó a cientos de miles de haitianos y venezolanos.
Maribel Hernández, una venezolana con TPS que le permite quedarse en Estados Unidos hasta abril de 2025, rompió a llorar mientras su hijo de 2 años dormía en un cochecito afuera del Hotel Roosevelt de Nueva York y los inmigrantes discutían las consecuencias de las elecciones.
“Imagina si le ponen fin”, dijo.