Brian Thompson grew up in a working-class family in Jewell, Iowa. His mother was a beautician, and his father worked at a facility to store grain.Credit...UnitedHealth Group. (Photo: AP)

Recientemente, UnitedHealthcare, una de las mayores compañías de seguros médicos, fue noticia por el asesinato de su director ejecutivo, quien percibía un salario y bonificaciones equivalentes a 10 millones de dólares. La empresa reportó más de 20 mil millones en ganancias, beneficios provenientes, en gran parte, de negar a los pacientes los servicios de salud que necesitan.

La reacción ante el asesinato fue inesperada: muchos celebraron este acto como una supuesta venganza. UnitedHealthcare es conocida por tener la tasa más alta de denegaciones de servicios médicos.

Cualquier persona que haya experimentado la negación de servicios médicos sabe lo frustrante y desgarrador que es tener un seguro y no recibir los procedimientos necesarios.

Brian Thompson fue asesinado a tiros en Midtown Manhattan el 4 de diciembre por la mañana, en un “ataque descarado y dirigido”, según informó la policía de Nueva York. El suceso ocurrió mientras caminaba hacia el hotel donde se realizaba la conferencia anual de inversores de la compañía. Poco tiempo después, aparecieron carteles de «Se busca» para ejecutivos en Nueva York.

¿No es irónico cómo estas compañías niegan servicios a sus afiliados, sumiéndolos en un frío proceso de tortura y muerte?

Esta «empresa de salud» está valorada en 562 mil millones de dólares, pero pagó 10 millones a Thompson. Se estima que un tercio de las solicitudes de sus clientes son denegadas, lo que lleva a miles de pacientes por un camino de sufrimiento, vidas devastadas y, en muchos casos, hacia una funeraria.

Un análisis de datos del censo reciente sugiere que los estadounidenses deben al menos $220 mil millones en deuda médica, con 20 millones de personas (casi 1 de cada 12 adultos) afectadas.

El caso de Lupe: víctima de la negación de servicios de salud

Guadalupe, conocida como Lupe, no murió de cáncer; murió por la negación de atención médica.

Lupe y su esposo, Danny, fueron miembros activos de la United Farm Workers y participaron en el Movimiento Chicano mientras estudiaban en la Universidad de Colorado. Ambos se convirtieron en maestros y dedicaron sus vidas a construir sueños para sus estudiantes.

Hace unos 40 años su seguro médico negó a Lupe una biopsia para un tumor en el pecho. A pesar de los esfuerzos de Danny y los míos, no logramos que cambiaran de opinión. Cuando finalmente se realizó la biopsia, el diagnóstico fue cáncer, y tuvo que someterse a una mastectomía.

Más adelante su seguro negó un trasplante de médula ósea, un procedimiento que en ese entonces costaba aproximadamente $150,000. En nuestra desesperación, recurrimos a la comunidad y logramos recaudar $50,000. Finalmente, el Hospital de la Universidad de Colorado cubrió el resto. Sin embargo, cada semana perdida reducía las posibilidades de supervivencia de Lupe.

Danny y yo organizamos una marcha hacia el capitolio estatal. Encontramos a 26 mujeres que habían sido víctimas de denegaciones similares y que tuvieron que someterse a mastectomías. Fue un esfuerzo lleno de espíritu, pero no logramos mucha cobertura mediática, y ningún político se solidarizó públicamente con nosotros.

Recuerdo haber tenido acaloradas discusiones telefónicas con el personal del seguro de Lupe. Mi sangre indígena hervía de indignación, pero entendí que ellos no hacían las políticas y que perder el control no solucionaría nada.

Un sistema roto que necesita reparación

No justifico la violencia en ninguna circunstancia. Sin embargo, cuando los administradores de servicios de salud niegan tratamientos, esta violencia sistémica afecta a miles de personas. Los funcionarios electos, que reciben grandes donaciones de estas empresas, permanecen ciegos ante el abuso.

El presidente electo afirma tener ideas para un nuevo plan de salud, pero lo que realmente necesitamos es una investigación exhaustiva del Congreso sobre esta crisis. Estas organizaciones no deberían llamarse «planes de salud»; deberían llamarse «Planes de Muerte por Negación».

Estuve con Lupe en su última semana de vida. Su piel era gris, sus uñas negras como la noche, pero su mente seguía tan aguda como siempre. Sabía que habíamos luchado la buena batalla.

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