HOUSTON, EE.UU. – “Alguien robó nuestro letrero de Trump del jardín”. “Alguien puso una bolsa de popó en el letrero de Trump, de mi hermana”, son algunas de las denuncias que se escuchan en un suburbio de Austin, Texas, donde la campaña política está enemistando a vecinos, pero también se ve a ciudadanos que entienden el límite de las creencias políticas e identifican evidencias de polarización.
Los carteles de los candidatos se han convertido en blanco de vandalismo y disputas entre residentes, un fenómeno que se repite en otras partes del país, cada vez con más frecuencia; por eso Marne Litton y Tasha Reese Hancock decidieron marcar la diferencia y predicar con el ejemplo.
Ambas residentes de Austin, dicen ser buenas amigas, sin embargo, sus preferencias políticas son opuestas, pero ninguna cree que eso sea suficiente como para cambiar su relación o dar un mal ejemplo, como el de cero tolerancia a sus hijos y vecinos.
«Tasha y yo vivimos justo una al lado de la otra, somos buenas amigas. Yo soy una seguidora de Trump y ella es una seguidora de Biden, y seguimos siendo amigas. Sólo queremos mostrar a la gente que la política es importante, pero no lo es todo», explica Litton.
Por su parte Hancock apunta que ambas son madres y quieren demostrar a sus hijos que “puedes lucir diferente, puedes tener puntos de vista opuestos, puedes tener diferencias en la política y aún puedes llevarte bien, que puedes ser amable, que pueden respetarse unos a otros”.
A 1.600 kilómetros de Texas, en Hinesville, Georgia, un par de viejos amigos, Frank Scozzafva y Patrick Underwood , decidieron hacer lo mismo y distanciarse de las controversias que dividen a sus respectivos partidos.
“Hay mucha -¿cómo dices?- animosidad en el entorno. Todos, salgan a votar y hagan que el mejor hombre gane. ¡Arriba Trump!”, afirma Scozzafva.
Underwood quiere que la gente sepa que a pesar de cualquier diferencia de opinión, “el país todavía tiene que unirse, como Frank y yo».
Hace un tiempo la Fundación Carnegie para la Paz, con sede en Washington, presentó un informe e hizo un llamado tanto a élites políticas como civiles para que redujeran divisiones y rompieran con el partidismo, el cual, según la institución, ha aumentado debido a la pandemia de COVID-19.
Para su último informe la fundación estudió la situación en diez países, donde figuran Chile, Kenia, Brasil, Indonesia y Estados Unidos, entre otros.
“La pandemia ha amplificado los ya de por sí peligrosos efectos de la polarización, con serias consecuencias para la salud pública, la democracia y la cohesión social”, reporta el centro de estudios.
De acuerdo con el informe, en países como EE.UU. “el liderazgo político divisivo es el factor principal que intensifica la polarización”, el informe también destaca que los líderes nacionales “no han respondido a la pandemia intentando superar las divisiones sociales, sino usando la polarización como estrategia para gobernar”.