Quedan poco más de dos semanas para las elecciones del 3 de noviembre y Pennsylvania, un gigantesco estado del que dependen 12 votos electorales decisivos.
El exalcalde de Nueva York., Rudy Giuliani, visitó el condado de Luzerne el fin de semana y Joe Biden viajó al condado de Erie. Una diferencia de pocos votos en cualquiera de estos condados podría significar la Presidencia.
El presidente, Donald Trump, visitó este martes el condado de Cambria, en el centro de Pennsylvania, y una plaza que pasó a ser firmemente republicana en 2012, y es una de las capitales del corazón metalúrgico y minero del llamado Cinturón del Óxido.
Rodeada de la insignia “Make America Great Again”, lema de campaña de Trump que tomó prestado de Ronald Reagan, la presidenta del Partido Republicano en el condado, Jackie Kullback, declara, “Lo que hemos visto hasta el momento es que el condado sigue siendo territorio republicano, de eso no hay duda. Trump habla al corazón de lo que preocupa a nuestros votantes: la economía, la seguridad y la vida”.
Pero el hecho de que el presidente dedique sus valiosas últimas semanas a hacer campaña en una región que debería tener asegurada es un síntoma de que sus estrategas temen perder no solo las zonas suburbanas de los extremos sureste y suroeste, como los condados de Luzerne o Lackawanna, sino también el fiel centro rural, industrial y evangelista del estado.
Cambria ha visto desde el último mandato de la presidencia de Barack Obama un éxodo de más del 5 % de la población y unos índices de desempleo y pobreza que duplican a los del resto del país.
La región industrial y minera puso sus esperanzas en Trump en 2016, pero el milagro económico que el presidente prometió, con un refuerzo de la industria minera y manufacturera, no se ha cumplido y la decadencia de este condado continúa.
Por su parte Biden rompió el fin de semana con parte de su partido al prometer que no acabará con la fracturación hidráulica, el «fracking», una técnica de extracción de hidrocarburos que antes de la pandemia generaba trabajos e ingresos en el estado y que es una línea roja para muchos votantes en esta zona.
Trump ha atacado la política climática de Biden pero un nuevo análisis muestra que esta estrategia fracasa con los votantes. Una encuesta reciente de Climate Power 2020 revela que los votantes de Pensilvania no sólo apoyan la acción climática, sino que también quieren regulaciones adicionales sobre el «fracking».
Según Biden no lo prohibiría, sino que modernizaría la economía de los Estados Unidos y eliminaría gradualmente los nuevos permisos de fracking solo en tierras públicas federales. Actualmente hay 106,224 pozos de fracturación hidráulica en Pensilvania, pero a partir de 2018 sólo había 75 arrendamientos en terrenos federales. El plan de Biden seguiría la ciencia para adoptar protecciones de sentido común contra la contaminación que afecta nuestro aire y agua, y exige invertir en 250.000 puestos de trabajo para tapar pozos de petróleo y gas natural abandonados.
El corazón de Pennsylvania vive en una realidad propia que comparte con otras zonas rurales, el aborto y los hidrocarburos son los únicos temas que ameritan una discusión política y el gobierno federal gasta dinero en anuncios de carretera con el eslogan “los zombis no planean con antelación, tú sí puedes.
Si el presidente no consigue ganar Cambria en noviembre, con toda seguridad perderá el estado al permitir un hueco en lo que se ha llamado la “T” republicana, ya que esa es la forma que adopta el mapa del estado si se le suprimen los fortines demócratas en las esquinas inferiores que ocupan Filadelfia y Pittsburg. Sin esa «T» no habría Trump.
Unos 11,3 millones de ciudadanos ya han votado en Estados Unidos
En los cuatro años que han transcurrido desde que el presidente Donald Trump anunció su candidatura para la Casa Blanca, cuatro millones de latinos se han vuelto elegibles para votar.
Para el pasado martes a 21 días para la elección presidencial unos 11,3 millones de estadounidenses habían votado en 38 de los 50 estados del país, según el Proyecto Elecciones EE. UU. que dirige Michael McDonald, profesor de la Universidad de Florida, que señala que este año habrá casi 240 millones de personas habilitadas para votar, pero no todas ellas están registradas para hacerlo, y muchas no participan en las votaciones. En la anterior elección presidencial, hace cuatro años, hubo 138,8 millones de votos, esto es aproximadamente el 60 % del contingente de votantes habilitados.
El depósito de votos de ciudadanos registrados como demócratas supera en número a los votos de electores registrados como republicanos, pero McDonald advirtió de que «el fuerte voto demócrata a esta altura no debería ser un indicio de que (el candidato demócrata Joe) Biden ha ganado la elección».
Ya que es muy probable que los republicanos concurran masivamente a votar personalmente pues el presidente Donald Trump ha señalado un probable fraude.
Las boletas de votación y los sufragios han sido depositados por adelantado en nueve estados (Pennsylvania, California, Florida, Iowa, Maryland, Carolina del Norte, Oklahoma y Dakota del Sur) que indican la filiación partidaria de las boletas solicitadas y las depositadas.
En eso nueve estados, 22,4 millones de demócratas solicitaron las boletas de votación y las han devuelto ya 2,8 millones o el 12,6 % de ellos.
En los mismos estados, 13,1 millones de republicanos pidieron las boletas de votación y las han devuelto 1,9 millones (9 %).