La convergencia de la pandemia de coronavirus y las elecciones ha complicado la votación de este año para quienes viven en residencias, centros de vivienda asistida y otros espacios de atención a largo plazo para adultos mayores.
Muchos seniors que necesitan ayuda para obtener o llenar sus boletas podrían sufrir la consecuencias por el cambio de las reglas sobre visitas familiares. Los procedimientos de votación —ya sea en persona o por correo— están bajo un mayor escrutinio, lo que aumenta la confusión. Las residencias, que solían albergar centros de votación, probablemente no lo harán este año debido a la preocupación de que se propague COVID-19.
“Básicamente, en este momento no se nos permite salir, somos más vulnerables, y nuestros sistemas inmunológicos ya están comprometidos”, dijo Janice Phillips, residente durante 14 años del Village Square Healthcare Center, en San Marcos, California. “Estamos encerrados”.
Phillips, de 75 años, quien padece artritis reumatoide, ha votado por correo durante años sin problemas. Esta vez está animando a sus compañeros de residencia a que también voten por correo. Colabora con el personal de actividades del centro, hablando con cada uno de los residentes, para asegurarse de que se hayan registrado.
Como presidenta del Consejo de Residentes, Phillips también ha planteado el tema en las reuniones de la comunidad.
Los estadounidenses mayores son un bloque de votantes consistente, cortejado por ambos partidos.
Según AARP, el 71% de los estadounidenses mayores de 65 años votó en las elecciones presidenciales de 2016, comparado con el 46% de las personas de 18 a 29 años. “Muchos adultos mayores se sienten orgullosos de haber votado en cada elección desde que cumplieron los 18 años”, señaló Leza Coleman, directora ejecutiva de la Long-Term Care Ombudsman Association de California.
Sin embargo, desde el comienzo de la pandemia, a casi nadie se le ha autorizado la entrada en las residencias de mayores, excepto al personal y al ocasional funcionario de salud del Estado, o a familiares en determinadas circunstancias. En California y otros lugares, los centros empiezan a abrirse en condados con bajas tasas de transmisión, ya que las normas federales cambiaron en septiembre para permitir una norma de visitas más indulgentes.
Al mismo tiempo, los brotes siguen asolando algunas residencias de mayores, a pesar de que las pruebas al personal han mejorado, así como otras medidas de seguridad. El miércoles 7, funcionarios de salud del condado de Santa Cruz informaron de un importante brote en el Post-Acute Center de Watsonville, que ha infectado a 46 residentes, matando a nueve de ellos, e infectando a 15 miembros del personal.
Funcionarios de California están presionando a las residencias y a otros centros de mayores para que faciliten el acceso al voto de los residentes. El Departamento de Salud Pública envió, el 5 de octubre, una carta a todos los centros, explicando que tienen la obligación de informar y ayudar a los residentes a votar, e indicando lo que el personal podía hacer para ayudar a los votantes.
También se incluyeron consejos sobre cómo mantener un entorno seguro durante las elecciones, controlando el número de visitantes no esenciales, utilizando adecuadamente el equipo de protección y procurando que se toquen las boletas lo menos posible.
En años anteriores, grupos cívicos como la League of Women Voters les ofrecían presentaciones sobre lo que figuraba en la boleta. Y los candidatos locales iban a las residencias para incentivar el voto. “En el contexto de una pandemia, este año no podemos hacerlo”, explicó Michelle Bishop, directora de acceso y participación de la Red Nacional de Derechos de los Discapacitados.
Antes de la pandemia, las residencias y los centros de vivienda asistida también solían servir como lugares de votación. Los residentes podían acceder fácilmente a las cabinas de votación, a menudo instaladas en un vestíbulo o en una sala comunitaria. Esto era especialmente importante porque las residencias son más accesibles para las personas con problemas de movilidad, dijo Bishop.
De lo contrario, los centros organizaban viajes en autobús y salidas a los colegios electorales.
En California, el último día para registrarse para votar por Internet o por correo es el 19 de octubre, aunque los votantes pueden inscribirse en persona hasta el día mismo de las elecciones. Todos los votantes inscritos recibirán una boleta por correo, y las que tengan el sello postal antes del 3 de noviembre serán parte del conteo, en California, durante 17 días después de la elección.
Los activistas aseguran que es importante que los nuevos residentes en centros de adultos mayores se aseguren de que se han registrado en su nueva dirección, o que se han organizado para que les envíen la boleta desde donde solían vivir.
Otros estados también envían por correo las boletas a los votantes registrados este año, en diferentes plazos. Todos los estados permiten a los mayores, o a las personas que tienen problemas para llegar a los colegios electorales, solicitar un voto en ausencia.
Una vez que consiguen la boleta, algunos adultos mayores necesitan ayuda de la familia o del personal de sus residencias para completarla correctamente y enviársela a los funcionarios electorales. La directiva federal de flexibilizar las normas de visita podría aliviar parte de esa presión, pero la situación varía según el centro. En el caso de las personas cuyos familiares no pueden ayudarles, correspondería al personal establecer llamadas y videoconferencias entre los residentes y sus familias, o prestar ellos mismos la asistencia a los propios residentes.
Algunos estados no permiten que el personal de las residencias de mayores ayude con las boletas para evitar influir en el voto. Pero aunque puedan ayudar, los empleados tal vez están demasiado ocupados para hacerlo.
En un año en que el personal de las residencias necesita una hora extra, cada día, para ponerse el equipo de protección, no siempre hay tiempo para asegurarse de que todos los residentes estén registrados y voten, señaló el doctor Karl Steinberg, director médico del Mariner Health Central, una compañía de administración de residencias en California.
“Hay una perenne escasez de mano de obra en las residencias de mayores que se ha visto exacerbada por esta pandemia”, añadió Steinberg. “Este año, con todo el caos, el personal puede tener menos tiempo disponible para ayudar a los residentes con el voto”.
Tracy Greene Mintz, cuya empresa, Senior Care Training, forma a trabajadores para el cuidado de las personas mayores, es responsable de dotar de personal a 100 residencias en California. Dijo que empezó a hacer sonar la alarma sobre el derecho al voto en agosto.
“A los funcionarios electos no les importan las residencias de mayores, punto”, expresó Greene Mintz. “Asumen que los residentes no votan y no hacen contribuciones”.
Greene Mintz le pidió al Departamento de Salud Pública de California, que encuesta cada seis semanas a las residencias de mayores sobre el control de la infección por COVID-19, que añadiera una pregunta sobre cómo se planeaban las elecciones en los centros. El departamento se negó.
Así que organizó seminarios web con los administradores de los centros y el Secretario del Condado de Los Ángeles para revisar la información sobre cómo enviar y rastrear las boletas de ausentes.
También ha instado a los funcionarios estatales a que proporcionen un plan que las residencias puedan utilizar como modelo. Ella misma escribió uno que la Asociación de Centros de Salud de California envió por correo electrónico.
Aún así, California está mejor que otros estados, aseguró Raúl Macías, abogado del Programa Democracia en el Centro Brennan para la Justicia, un instituto de leyes y políticas públicas. En otros lugares, los residentes deben solicitar una boleta de ausente, y a veces tienen que explicar la razón que les impide votar en persona.
California también cuenta con la Declaración de Derechos del Votante, que permite a las personas designar a alguien para que les ayude a llenar y entregar su boleta. En algunos estados, como Carolina del Norte, la ayuda sólo puede provenir de equipos bipartidistas de asistencia electoral, que pueden ser más difíciles de reclutar durante una pandemia, explicó Macías.
No importa el estado del que se trate, los funcionarios electorales del estado y el condado, junto a los administradores de las residencias, deben elaborar planes de votación, señaló Bishop, de la Red por los Derechos de los Discapacitados. Esto ayudará al personal a conocer la forma adecuada de asistir a los residentes sin influir en su voto, y a los residentes a conocer su derecho al voto.
“Hay un área un poco gris sobre de quién es la responsabilidad de todo esto”, dijo Bishop. “Es uno de esos años en los que empezamos a preguntarnos: ¿De quién es la responsabilidad? ¿A quién le importa? Tenemos que hacerlo”.
Si no pueden acceder a las boletas o necesitan ayuda, los residentes de California pueden contactar al programa estatal del defensor del pueblo, que puede investigar las quejas, ayudarles a resolver el problema y llevar el caso al Departamento de Salud Pública, si no se puede arreglar.