(Foto: Ilustrativa/Mostera/Pexels)

El tema de la custodia compartida fue recientemente tratado en mi programa online dranancy.com, con la abogada de Aimee Rosquete y la psicóloga infantil Yugle Rivas.

¿Qué es una custodia compartida? Sucede cuando, en un divorcio, los padres comparten el tiempo con sus hijos, a partes iguales. Nos dice la abogada que normalmente la corte prefiere que los niños pasen igual cantidad de tiempo con mamá y papá, a menos que uno de ellos tenga serios problemas (alcohol, drogas, conductas delictivas…).

Yo le pregunto: Pero ¿de dónde ustedes sacan que el 50% del tiempo con cada uno es lo más conveniente para el niño?

Aimee me explica que la ley considera que ambos padres tienen derecho al niño por la misma cantidad de tiempo, a menos que algo lo impida, como el tipo de trabajo. El juez oye a los padres y luego decide, porque todas las familias son diferentes.

Insisto: ¿Y el niño? ¿Quién toma en cuenta lo que el niño necesita, lo que sea mejor para él, lo que él quiere?

Entra la terapeuta infantil Yugle Rivas: Hablamos en todo momento de los derechos de los padres, pero cuando tenemos en cuenta los derechos de los niños, hay que enfocar lo que realmente necesita un niño en su infancia. Debe crecer con un orden, una rutina y unas normas claras, pero, sobre todo, con un sentido de identidad.

Los efectos se ven también en la adolescencia, donde pierde su identidad para volverse a encontrar. Si a eso le sumamos un divorcio mal manejado o un niño con serios problemas de identidad, surgirán problemas. ¿Y por qué la identidad? Porque el niño necesita un lugar de origen, saber de dónde viene y tener una rutina. De hecho, la rutina calma las emociones, es su brújula interna y le permite saber qué anticipar.

La mayoría de niños con custodia compartida, no se benefician. Es sano que pasen tiempo con sus padres, pero el punto es que esa negociación de los adultos realmente no los beneficia. Por ejemplo, en Navidad, no lo dejan tener realmente tradiciones: cenan con papá y el 25 están con mamá, porque un juez lo decidió. Pero él desearía estar con los primos, que van donde mamá. Nadie le preguntó sobre esto, pero, después que el juez decida, es difícil de cambiar.

Es maravilloso que, tras un divorcio, los hijos puedan crecer con ambos padres, pero siempre con orden. La palabra “compartido” tiene que ver con dos casas, dos ambientes, dos rutinas y dos estructuras. El producto final es un niño confundido en cuanto a comportamientos y emociones.

Los niños y adolescentes deben ser escuchados y evaluados psicológicamente. La familia debe tener varias sesiones de terapia antes del veredicto de un juez. Y, ojo, todos son responsables de no permitir que los adultos se lleven entre los pies a los menores que supuestamente protegen.

www.NancyAlvarez.com

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