El eneagrama tiene orígenes inciertos. Para algunos, nació en el antiguo Egipto, otros afirman reconocer rastros de él en los textos cristianos del siglo cuarto, pero la versión más contemporánea se asocia al maestro boliviano Oscar Ichazo, quien, así cuenta la traducción, recibió la información del eneagrama durante siete días en un sueño alucinatorio. Luego, creó el Instituto Arica para el estudio y la difusión del eneagrama. Años más tarde, un psiquiatra chileno, Claudio Naranjo, lo reformuló y propuso una versión más accesible y simplificada para la sensibilidad de Occidente.

Lo cierto es que, durante la última década, el eneagrama se ha popularizado como un sistema para el autoconocimiento, lidiar con traumas emocionales del pasado, y encontrar un camino para una vida plena. Jorge Villaseca, en su libro Encantado de conocerme, lo define como un mapa emocional, una balsa que “podemos utilizar para cruzar el río que nos separa de la orilla de la ignorancia, la incomprensión y la confusión en la que puede que nos encontremos en estos momentos, hasta la orilla de la sabiduría, la comprensión y el discernimiento donde nos gustaría estar”.

En síntesis, es presentado como una herramienta para facilitar el autoconocimiento y la transformación personal, ya que ayuda a reconocer patrones que han condicionado nuestra experiencia y proporciona la opción de crear unos nuevos.

Quizás, lo que menos se considera es que el eneagrama se está revelando también como una herramienta fundamental para el desarrollo del liderazgo de líderes empresariales. En Estados Unidos lo ha venido empleando con resultados muy buenos mi amigo y socio John Mattone. Un día, lo invitó a una serie de sesiones de coaching, nada menos que Steve Jobs. La leyenda de Apple había hecho una evaluación en papel del eneagrama, elaborado por Mattone, y quería profundizar los resultados con su autor. Fue así como John viajó de Orlando a Silicon Valley y se reunió varias veces con Jobs.

El fundador de Apple ya padecía del cáncer pancreático que le quitó la vida, y Mattone quedó impresionado porque había en Jobs una motivación profunda para mejorar constantemente. Se arrepentía de no haber sido un mejor líder.

El eneagrama adaptado para líderes ayuda a conocerse más, a descubrir y desarrollar todo su potencial de liderazgo. Permite volvernos conscientes de la sombra que condiciona nuestros comportamientos y resultados. Lo más importante, nos sugiere un camino de desarrollo que nos puede llevar a un mayor rendimiento, satisfacción y plenitud.

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