Foto ilustrativa Pexels

Este mes se cumple un año de haber sido diagnosticada con diabetes. Ha sido un año de mucho “va y viene” emocional, pues he tenido que adaptarme a cambios en mi alimentación y esto ha sido complicado para mí. Debo admitir que hay días en donde abrazo fuertemente la idea de tener esta condición para el resto de mi vida, que acciones como tomarme el medicamento, inyectarme y pincharme serán lo cotidiano, y lo abrazo de verdad con amor.

Aunque si les soy sincera, he tenido días donde la rebeldía se hace presente, períodos donde no me he tomado el tratamiento y ni siquiera he querido hacerme el control diario para los niveles de azúcar en la sangre. Todo esto tal vez como una manera de evadir esta situación, pero cuando la conciencia se activa y la voz interior me hace recordar lo terrible que puede ser en un futuro si no me cuido, obviamente todo esto se me pasa. Esto no lo he logrado sola, pues he trabajado con un psicólogo que me está acompañando desde julio del 2020, y con quien he podido poner en práctica algunas estrategias para aceptar realmente la idea de ser una paciente con diabetes.

Quizás usted piense que exagero, pero esta condición me ha permeado emocionalmente, pues estoy desde hace un año desaprendiendo y aprendiendo a comer. Eliminé el azúcar refinado, incluso el que ponía en el café, pero el enemigo más fuerte a vencer han sido los carbohidratos, eso todavía es tarea en proceso, no lo he conseguido definitivamente. Hago la arepa (comida típica venezolana) con avena, chía, ajonjolí (sésamo), plátano, yuca, batata.  En fin, buscando alternativas para no sacarla de mi vida.

En esta adaptación alimenticia, junto a mi psicólogo y una doctora osteopática, empezamos a implementar en octubre, después de una gastritis y úlcera gastroduodenal muy fuerte que me dio (provocada por bacteria Helicobacter pylori) un ayuno intermitente de 16 por 8, es decir, me alimento desde el mediodía hasta las 8 de la noche, y luego no como por 16 horas. Esta estrategia fue positiva en su momento y ayudó, junto a todo lo demás, a bajar los niveles de azúcar en ayunas.

En la actualidad estamos cambiando la estrategia, ya que desde hace dos meses estoy en un período de inapetencia, así que tomé varias medidas: primero, cambié de médico y próximamente tendré una cita con él nuevo para saber su opinión. Mientras, mudé el cronograma alimenticio, desayuno muy temprano en la mañana, luego meriendo algo pequeño y en el almuerzo, un batido de proteína, meriendo en la tarde y ceno.

Feliz aniversario, mi querida diabetes, te abrazo y te acepto en mi vida.

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