(Foto: EFE/Archivo)

Casi la mitad de la población adulta estadounidense estuvo expuesta a dañinos niveles de plomo durante su infancia y ello incluso ha ocasionado la pérdida promedio de 2,6 puntos de coeficiente intelectual por persona, reveló un estudio difundido esta semana.

La investigación se centra en la exposición a la gasolina con plomo que se comercializó en el país hasta 1996, año en que fue prohibida, y encontró que hacia 2015 más de 170 millones de estadounidenses habían tenido niveles de plomo en la sangre superiores a cinco microgramos por decilitro en sus primeros años de vida.

En la actualidad, más allá de 3,5 microgramos por decilitro se considera un «nivel alto» de plomo en la sangre, aunque los expertos resaltan que en el fondo ninguna cantidad es segura.

El plomo es una conocida neurotoxina cuyo «uso en la gasolina alcanzó su punto máximo entre finales de la década de 1960 y principios de la de 1980» en EE. UU., como señaló un comunicado la Universidad Estatal de Florida (FSU, por sus siglas en inglés), responsable del estudio junto con la Universidad de Duke.

«Además de los déficits cognitivos, el plomo se ha relacionado con cambios en la personalidad, envejecimiento prematuro del cerebro, anemia, daño renal, enfermedades cardiovasculares y daño a mujeres embarazadas y niños en desarrollo», agrega la FSU.

El estudio, que fue publicado en la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences, encontró diferencias entre algunos períodos y de esta forma los que nacieron entre 1966 y 1970 se llevaron la peor parte: una disminución promedio de 5,9 puntos de coeficiente intelectual por persona.

En general, el estudio encontró que en los nacidos entre 1951 y 1980 la pérdida de coeficiente fue más alta que la media de 2,6 puntos por persona, que de por sí ya es «bastante significativo», como dijo Matt Hauer, profesor de Sociología de la FSU y miembro de la investigación de la que su colega del mismo centro universitario Michael McFarland es uno de los autores principales.

«La generación X (los nacidos entre 1965 y 1980) estuvo expuesta a cantidades muy altas de plomo, y ahora los millennials y la generación que les sigue han estado expuestos a cantidades muy bajas de plomo. Eso sigue la trayectoria del uso de gasolina con plomo», aseveró Hauer.

El científico explicó que esta fuerte exposición al plomo se dio a través de los tubos de escape de los automóviles que consumían gasolina con plomo, la cual comenzó a comercializarse en 1923.

Los investigadores, que utilizaron datos del Centro Nacional de Estadísticas de Salud y del Servicio Geológico de EE.UU., pusieron de relieve que en algunos países en vía de desarrollo todavía se utiliza el plomo en la gasolina, en pinturas y tuberías, con las consecuencias que ello supondrá por generaciones.

«Las exposiciones parecen tener consecuencias de por vida», y estará presente durante las próximas décadas, manifestó Hauer.

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