El 90% de los condados de Estados Unidos sufrió una catástrofe meteorológica entre 2011 y 2021, según un reporte publicado esta semana.
En esos 11 años, algunos sumaron hasta 12 crisis clasificadas como desastres por el gobierno federal. Más de 300 millones de personas -el 93% de la población del país- viven en esos condados.
Rebuild by Design, que publicó el informe, es una organización sin fines de lucro que investiga formas de preparación y adaptación al cambio climático. Fue creada por el Departamento de Vivienda y Desarrollo Urbano (HUD, por sus siglas en inglés) tras el huracán Sandy, una tormenta que arremetió contra el este de Estados Unidos hace poco más de diez años y causó daños por valor de 62.500 millones de dólares.
Los investigadores tuvieron acceso a datos de contratistas que trabajan de cerca con la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias de Estados Unidos (FEMA, por sus siglas en inglés), lo que les permitió analizar desastres e indemnizaciones por condados. El reporte incluye unos 250 mapas. También analizaron quién es más vulnerable y compararon cuánto tiempo se queda sin electricidad la gente en distintos lugares tras fenómenos meteorológicos extremos.
California, Mississippi, Oklahoma, Iowa y Tennessee tuvieron el mayor número de desastres, al menos 20 cada uno, con varias tormentas, incendios, inundaciones y deslizamientos de tierra. Pero durante el periodo de 11 años, otros estados totalmente distintos -Luisiana, Nueva York, Nueva Jersey, Dakota del Norte y Vermont- recibieron más financiamiento por persona para aliviar los efectos de las catástrofes.
Amy Chester, directora gerente de Rebuild by Design y coautora del informe, expresó su sorpresa al ver que algunos estados recibían más dinero que otros para reconstruir. La diferencia se debe en parte a que el coste de la vida es distinto en los estados, y a que el valor monetario de lo que resulta dañado o destruido.
“En ocasiones, el financiamiento por desastres está sesgado hacia comunidades más acomodadas y que tienen más recursos”, explicó Robert Bullard, profesor de medio ambiente y justicia climática en la Universidad del Sur de Texas, que no participó en el informe. Bullard escribió un libro en 2012 con otra experta en medio ambiente y justicia climática, Bevertly Wright, sobre cómo la respuesta federal a los desastres a menudo excluye a las comunidades negras.
El nuevo reporte parecía refrendarlo. La gente más vulnerable a los efectos de los fenómenos climáticos extremos no recibe mucho del dinero, señaló el estudio. Esas zonas del país también sufren los cortes de luz más prolongados.
“Cuando llegan los desastres (…) el financiamiento no llega a los lugares de mayor necesidad”, dijo Bullard.
Otro motivo para la brecha de fondos podría ser que las olas de calor no están incluidas en la ley federal de catástrofes y no desbloquean ayudas del gobierno. Si lo hicieran, estados en el suroeste como Arizona y Nevada podrían ganar puestos en las tablas de gasto por persona.
EXTRALIMITACIÓN DEL REPORTE
El reporte fue elaborado por activistas y no científicos y se extralimita al atribuir todos los desastres meteorológicos al cambio climático. Eso es inexacto. El cambio climático ha hecho algunos huracanes más fuertes y las catástrofes más frecuentes, indicó Rob Jackson, experto climático en la Universidad de Stanford. Sin embargo, señaló, “no creo que sea apropiado describir cada desastre que hemos sufrido en los últimos 40 años como un desastre climático”.
Aunque no se puede atribuir todas las catástrofes meteorológicas registradas al cambio climático, Jackson señaló que la recopilación sigue teniendo valor.
“Sí creo que resulta de ayuda destacar que, en la práctica, los desastres meteorológicos ya afectan a todos los estadounidenses, no importa dónde vivan”, apuntó.
Los costes anuales de los desastres se han disparado, señaló, a más de 100.000 millones de dólares en 2020. Los Centros Nacionales de Información Medioambiental contabilizaron más de 150.000 millones de dólares en 2021.
CAMBIO DE POLÍTICA
El gobierno federal dio a los condados un total de 91.000 millones de dólares para recuperarse después de fenómenos extremos durante esos 11 años, según los investigadores. Eso sólo incluye gastos de dos programas de la FEMA y HUD, no ayudas individuales ni pagos de seguros a través de la agencia. Tampoco incluye las ayudas de otros entes del gobierno como la Agencia Federal para el Desarrollo de la Pequeña Empresa de Estados Unidos (SBA por sus siglas en inglés) o el Cuerpo Militar de Ingenieros.
El total sería mucho más al alto si se tuvieran en cuenta todos esos programas federales de ayuda, indicó Chester. Los Centros Nacionales de Información Medioambiental estiman que entre 2011 y 2021 se gastaron un billón de dólares en fenómenos climáticos y meteorológicos.
El reporte recomienda que el gobierno federal se centre en prevenir los desastres en lugar de esperar a que se produzcan. Cada dólar invertido en mitigar los efectos de los desastres naturales, por ejemplo, en la construcción de diques o quemas preventivas, le ahorra seis dólares al país, según una estimación del Instituto Nacional de Ciencias de Construcción citada por el informe.
“La conclusión principal para nosotros es que nuestro gobierno sigue invirtiendo en lugares que ya han sufrido en lugar de invertir en zonas con más vulnerabilidad física y social”, dijo Chester.