ALBUQUERQUE, NUEVO MÉXICO – Un campamento cristiano privado del norte de Nuevo México está buscando voluntarios y donativos como parte de sus preparativos para la posible llegada de niños migrantes desde la frontera con México conforme se hacinan los centros federales de detención.
El sitio web de Glorieta Camps informa que la organización recibió una solicitud de la Casa Blanca y del Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS por sus siglas en inglés) para albergar y alimentar en sus instalaciones cerca de Santa Fe a unos 2.400 niños migrantes que llegaron a Estados Unidos sin la compañía de un adulto.
Josh Nelson, asistente ejecutivo de Glorieta Camps, dijo el miércoles que la organización ha estado hablando con funcionarios federales durante los últimos dos días y que no estaba seguro de cuándo se llegaría a un acuerdo para un contrato.
Dijo que el campamento está preparado para recibir niños a partir del jueves, pero sólo lo haría durante 60 días para evitar tener que cancelar sus propios programas de verano.
El presidente Joe Biden se ha visto bajo presión para hacer frente a las inquietudes sobre el trato que se les da a los migrantes, ya que miles de niños y familias han estado llegando a la frontera sur del país y los centros de detención están atestados.
El martes en la noche, agentes de la Patrulla Fronteriza informaron que dos niñas ecuatorianas fueron dejadas por un traficante en suelo estadounidense tras ayudarlas a brincar una barrera fronteriza de 4,27 metros (14 pies) de altura en Nuevo México, al oeste de El Paso, Texas. Las hermanas de 3 y 5 años estaban ilesas y se encuentran en un centro de detención, aunque las autoridades se dijeron consternadas por el incidente.
Centros de convenciones en San Diego y Dallas e incluso un campamento de trabajadores petroleros en el oeste de Texas fueron convertidos en albergues temporales debido a la premura del gobierno para conseguir más espacio.
En Arizona, grupos de activistas han estado trasladando en autobuses a familias y adultos solos a albergues temporales en Tucson y Phoenix, donde pueden esperar a que los coloquen con miembros de sus familias en Estados Unidos u otros patrocinadores.
La Patrulla Fronteriza está deteniendo más niños de los que el HHS está colocando con patrocinadores, lo que ha provocado un grave retraso. Por lo general, la Patrulla no puede retener a los menores durante más de tres días, pero el HHS carece de espacio.
Por primera vez el martes, el gobierno de Biden permitió que periodistas de The Associated Press y un equipo de la cadena CBS ingresaran al centro principal de detención fronterizo para niños migrantes en Texas.
En la visita fue posible ver una estructura de lona fuertemente hacinada donde más de 4.000 personas —incluidos niños y familias— estaban apretujadas en un espacio destinado para 250.
La oficina de la gobernadora de Nuevo México, Michelle Lujan Grisham, dijo el miércoles que sólo estaba al tanto de que el gobierno federal buscaba albergues temporales para niños, pero no tenía detalles de dónde estarían ni cuáles serían las instalaciones que tiene en consideración.
Brian Sayler, del Departamento de Seguridad Nacional y Manejo de Emergencias de Nuevo México, comentó a la AP la semana pasada que el estado estaba en constante comunicación con la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza, así como con funcionarios de la Agencia Federal para el Manejo de Emergencias y del Departamento de Seguridad Nacional.
«Nuevo México está solicitando que estas agencias federales procuren una respuesta coordinada para enfrentar cualquier incremento en la actividad fronteriza», dijo Sayler, y agregó que el estado también ha estado en conversaciones con los titulares locales de emergencias, así como con grupos no gubernamentales.
Aaron Morales, portavoz del senador federal Martin Heinrich, dijo que la oficina tenía entendido que el Departamento de Salud y Servicios Humanos no tiene planes para abrir en este momento un albergue en Nuevo México.
Glorieta Camps, administrado por la organización cristiana sin fines de lucro Glorieta 2.0, se encuentra en una propiedad de 971 hectáreas (2.400 acres) que normalmente está abierta para que las personas entren en comunión con la naturaleza.
Las instalaciones incluyen más de 100 inmuebles para dormir, comer y reunirse, pero hay interrogantes sobre el tipo de cambios que serían necesarios para garantizar la seguridad de sus salas de conferencias y sus dormitorios con literas.