Con las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos, el tema migratorio vuelve a ser uno de los puntos centrales del debate político. Los candidatos principales, Donald Trump y Kamala Harris, representan visiones diametralmente opuestas que podrían transformar profundamente la política de inmigración y afectar o beneficiar a millones de personas en los próximos años.
Trump: Una política migratoria restrictiva
Durante su primer mandato, Donald Trump impulsó una serie de medidas restrictivas, incluyendo la política de “cero tolerancia”, la separación de familias en la frontera y la limitación de visas. Si regresa al poder, es probable que restablezca estas políticas e intensifique otras, como la reimplementación de la regla de “carga pública”, que podría descalificar a inmigrantes de bajos ingresos. También se prevén deportaciones masivas y la eliminación del TPS, con el fin de reducir la migración irregular.
Estas medidas ofrecidas están claramente enfocadas en responder a las demandas de los ciudadanos estadounidenses que exigen un mayor control sobre el aumento de la migración ilegal y el incremento de la inseguridad. El boom migratorio ha generado preocupaciones sobre el impacto en el mercado laboral, el sistema de bienestar social y la sobrecarga de los servicios públicos en ciertas áreas. Por ello, Trump busca implementar un control más riguroso que, según sus seguidores, el actual gobierno no ha logrado establecer de manera efectiva. Con estas políticas, se espera frenar el flujo migratorio irregular, aunque a costa de endurecer las condiciones para los migrantes que buscan mejores oportunidades.
Harris: Un enfoque más inclusivo
En contraste, Kamala Harris propone una reforma integral que ofrezca un camino a la ciudadanía para millones de indocumentados. Harris aboga por la reunificación familiar y la ampliación de programas como DACA, así como por la mejora en los centros de detención. Su plan busca facilitar la residencia permanente y acortar los tiempos de espera para las visas.
Estas propuestas, sin embargo, han generado preocupación entre muchos ciudadanos estadounidenses, ya que se teme que medidas tan abiertas puedan incentivar a más inmigrantes a ingresar al país de manera ilegal. La posibilidad de saturar los sistemas de recursos y servicios públicos, así como un aumento en la inseguridad en varios estados, es una de las principales críticas. La manera en que Harris planea abrazar la inmigración, sin restricciones claras, ha inquietado a sectores conservadores, que temen que la situación pueda salirse de control, con implicaciones negativas para la estabilidad social y económica.
Sin establecer una posición política, el resultado de estas elecciones será crucial para aquellos inmigrantes que buscan legalidad y estabilidad en EE. UU.
* Héctor Benítez Cañas es abogado de inmigración en Miami. Su firma Benme Legal se dedica a la práctica exclusiva de la Ley de Inmigración. https://www.benmelegal.org/