Se acerca el Día de la Memoria, y hay quienes están olvidados. El presidente Joe Biden hizo promesas de campaña sobre la reforma migratoria que, ahora “Casa de Apoyo Para Veteranos Deportados”, quiere que cumpla para los que sirvieron en las fuerzas armadas de Estados Unidos. “Nosotros pensamos que tenemos un aliado en la Casa Blanca para detener la deportación de los veteranos, y traer a casa a los que ya fueron deportados”, dijo en una conferencia de prensa reciente Héctor Barajas, fundador de esa organización sin fines de lucro.
Según la agencia noticiosa Efe, los inmigrantes que fueron deportados después de prestar sus servicios a las fuerzas armadas de los Estados Unidos, creen que ya llegó el momento de que el presidente Biden utilice sus poderes ejecutivos y ofrezca planes para «traerlos de vuelta» al país. El 6 de mayo, “Casa de Apoyo a Veteranos Deportados”, apoyada por legisladores y defensores de los derechos civiles, lanzó ese jueves una campaña para instar a la administración Biden a “traer a casa” a todos los veteranos que fueron deportados.
El pedido se hizo una semana después de que el demócrata cumpliera los primeros cien días de mandato que, según Barajas, marca un espacio prudente para exigir a Biden cumpla con su promesa hecha en campaña.
CARTA PÚBLICA A BIDEN
Como parte de la campaña, los veteranos, que en buena parte se encuentran radicados en México, publicaron una carta dirigida al Congreso y al gobierno demócrata para que inicien el proceso de “traer de regreso” a los antiguos soldados. Jennie Pasquarella, directora de Derechos de los Inmigrantes de la Unión Americana de Libertades Civiles del sur de California (ACLU, siglas en inglés), considera que los veteranos exiliados fuera de Estados Unidos son miles.
En este sentido, el congresista demócrata por California, Mark Takano, señaló que tanto la administración Biden como el Congreso deben establecer cuántos veteranos han sido deportados. El legislador reconoció que ni el Departamento de Defensa ni el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, siglas en inglés) o el Congreso saben con certeza cuántos antiguos soldados fueron sujetos a la deportación en las últimas dos décadas. Como país, “tenemos que reparar esta injusticia”, dijo Takano.
RECLAMOS NO ESCUCHADOS
No se sabe con precisión cuántas deportaciones de veteranos se han realizado, y tampoco han sido escuchadas las revisiones de los casos de deportación de inmigrantes que sirvieron en las filas de las fuerzas armadas de los EE. UU.
Los veteranos argumentan que, en una revisión realizada por la Oficina de Responsabilidad del Gobierno, los investigadores encontraron que en el 70 % de los casos no se realizaron las revisiones requeridas.
Pasquarella explicó que como parte del proceso para “reparar el daño”, la Casa Blanca debe crear caminos para reabrir los procesos de deportación de los veteranos y encontrar las vías legales para que puedan regresar a los EE. UU. También insistió que para corregir el problema a futuro se debe considerar agilizar el camino a la ciudadanía de los inmigrantes que están en las fuerzas armadas.
Por su parte, el congresista Takano insistió en la necesidad de abordar en el Congreso los proyectos de ley que actualmente están en curso. Ya se han presentado dos propuestas de ley para detener la deportación de veteranos: la Ley de Visas y Protección de Veteranos, y la Ley del Sistema de Seguimiento de Elegibilidad de Veteranos Inmigrantes (I-VETS).
“La aprobación de alguno de estos proyectos permitiría a los veteranos que han sido deportados regresar a este país, permitiéndoles vivir aquí con sus familias y evitar que se deporten más veteranos”, destaca la campaña. Organizaciones como ACLU, Mijente Common Defense, el Consejo de Veteranos AFL-CIO, Daily Kos y Progress America, hacen parte de la red de soporte de estos deportados a su hogar.
HISTORIA DE HÉCTOR
Este veterano nació en Fresnillo en el estado mexicano de Zacatecas en 1977. Llegó a los Estados Unidos a los 7 años y creció en Compton, California. Se convirtió en residente en 1992. Tras graduarse de secundaria, se enlistó en el ejército a los 18 años. Llegó a Fort Bragg y pronto se hizo voluntario de la Escuela Airborne sirviendo en la división 82 por tres años. Volvió y sirvió ahí hasta su licenciamiento honroso en 2001.
Héctor fue deportado a México en 2004 después de cumplir su sentencia en California. Regresó ese mismo año a los Estados Unidos y comenzó una familia, sin embargo, fue deportado de nuevo en 2009 por una infracción de tránsito.
Una vez en Tijuana, este veterano fundó “Casa de Apoyo para Veteranos Deportados”, donde trabajó para brindar apoyo a compañeros militares. Finalmente, Héctor recibió un perdón total por Jerry Brown, gobernador de California, en 2017. Un año después regresó a Estados Unidos donde obtuvo su ciudadanía el 13 de abril de 2018.