Tras el fallecimiento del papa Francisco, filadelfianos recuerdan su visita y el mundo su legado

“Indudablemente es uno de los momentos más importantes en mi vida. No todos los días te escucha la persona más influyente en el planeta. Tuve la oportunidad de explicarle que miles de personas unieron sus fuerzas para darle ese regalo que no se podía llevar, pude darle las gracias por ser lo que es junto con el cambio que trae consigo y pedir por el descanso en el corazón de los padres en dolor. Cumplí lo que me prometí y él sonrió, asintió y lo firmó”. Cesar Viveros. RRSS (Foto: Irving Viveros)

El mundo se despertó el lunes 21 de abril con la noticia de que pasadas las 7.35 de la mañana de Roma había fallecido el prelado argentino Jorge Mario Bergoglio, quien ocupaba la “Catedra de San Pedro” bajo el nombre de papa Francisco. La noticia causó cierta sorpresa, porque Francisco estaba, recuperándose «sorprendentemente a decir de sus doctores», tras regresar al Vaticano una semana atrás, luego de pasar cerca de 40 días recluido en el Policlínico Gemelli de la capital italiana.

Aunque se sabía que la situación del pontífice era delicada, la noticia causó conmoción en Roma y en las comunidades católicas distribuidas a lo largo y ancho del mundo, ya que Francisco fue un pontífice que generó muchos cambios y trajo un impulso de renovación desde el momento mismo de su llegada a la sede central del catolicismo, tras ser elegido pontífice el 13 de marzo de 2013. Jorge Bergoglio sucedió al papa Benedicto XVI, quien había anunciado su renuncia en febrero de 2013 por agotamiento y quebrantos de salud.

Católicos de Filadelfia, y otros testigos de su visita, han llenado las redes sociales con recuerdos de su visita a la “ciudad del amor fraternal” en el otoño de hace casi 10 años.

El Encuentro Mundial de las Familias 2015, cuyo lema oficial fue Love is Our Mission: The Family Fully Alive (“El Amor es Nuestra Misión: La Familia Plenamente Viva”), marcó un hito al ser la primera vez que este evento se celebró en territorio estadounidense. El evento reunió a miles de asistentes en Filadelfia y fue seguido por millones de personas a través de transmisiones en vivo en todo el mundo.

Dentro de los muchos hispanos que recordaron al papa por su paso en Filadelfia y lamentaron su muerte, esta el veracruzano César Viveros Herrera, quien fue el autor de la obra que se pintó al norte de la ciudad, durante la visita del papa Francisco el 26 y 27 de septiembre del 2015.

Viveros fue seleccionado para la realización de un mural que obtuvo un récord Guinness por la participación de más de 2 mil personas pintando en un solo mural. La obra se pintó como un mensaje de recibimiento a las familias del mundo, ya que llegaron cientos de familias de todo el mundo para celebrar con el papa.

Francisco despertó rápidamente la simpatía de muchos católicos de los sectores más progresistas de la Iglesia, y poco a poco, también de cristianos de otras iglesias, lo mismo que de personalidades del mundo político, artístico y deportivo, después de mostrar con gestos y hechos simbólicos, que quería encabezar un papado menos jerárquico y principesco, y más desde la simplicidad de un ministerio orientado al servicio de los pobres y de los “cristianos de las periferias”; es decir, las comunidades de creyentes ubicadas en los rincones más alejados del planeta, o en naciones donde ser cristiano o ser católico es una elección y un desafío que fácilmente se paga con la muerte.

Bergoglio no solo era el primer pontífice en surgir del continente americano y el primer no europeo en casi 1300 años. Al elegir el nombre de Francisco, el sucesor de Pedro quiso dar una indicación desde el comienzo de su llamado a trabajar por los más pobres, y a convertir la Iglesia misma en un “hospital de campaña”; en una institución que supiera vivir más en la pobreza, invitando a muchos obispos y cardenales a evitar los privilegios de los palacios para vivir una vida más acorde y parecida a la de nuestro Señor Jesucristo.

El papa argentino sorprendió poco después de la elección, cuando dijo que renunciaría a vivir en los antiguos y tradicionales apartamentos papales, y que se trasladaría a vivir a una sencilla suite en la Casa Santa Marta, el pequeño “Hotel” que en el interior del Vaticano atiende a las docenas de clérigos, obispos y funcionarios de la Iglesia que pasan por Roma durante todo el año.

A dos años del inicio de su pontificado, Francisco causaría de nuevo revuelo al publicar la carta encíclica “Laudato Si”, sobre el cuidado del planeta; pues era la primera vez que un papa intervenía en temas no religiosos y le hablaba clara y decididamente al mundo, haciéndole, de una parte, una fuerte crítica a la sociedad del consumismo desenfrenado, del desarrollismo económico irresponsable y de la contaminación de los mares y la degradación del ambiente; y por la otra, invitaba a las naciones ricas a abrirse más a las necesidades de las regiones pobres, a invertir más en la protección de “la casa común”, y a acoger a los inmigrantes y desplazados por el hambre, la violencia, los conflictos políticos y el cambio climático.

ARCHIVO – El papa Francisco sale al final de su audiencia semanal general en la plaza de San Pedro, en el Vaticano, el miércoles 15 de mayo de 2019. (AP Foto/Andrew Medichini, Archivo)

A pesar de todo, Francisco no se vio libre de críticas y desacuerdos, desde fuera y desde dentro de la misma Iglesia. Le tocó enfrentar controversias, especialmente por el tema de los abusos sexuales de los que fueron acusados muchos clérigos, sobre todo en países como Estados Unidos, Francia e Irlanda, pero también en otros de Europa y América; y aunque el papa intentó establecer nuevos reglamentos y cortafuegos para que esos hechos no se repitan, los escándalos han dejado una secuela y una mancha difícil de reparar.

El papa también ha sido cuestionado desde sectores más conservadores por la mayor apertura que ha mostrado hacia temas como que los divorciados vueltos a casar puedan recibir la comunión; o la mayor apertura de la Iglesia hacia las personas LGTB. Su carta apostólica “Fiducia Supplicans”, en la cual Francisco parece indicar que se podían bendecir las uniones entre parejas homosexuales, se encontró con el fuerte rechazo de muchos sectores de la iglesia en diferentes países y continentes.

Sin embargo, el papa se mantuvo siempre en su línea de apertura al diálogo con el mundo, con las otras religiones y con representantes de organizaciones sociales y de organismos multilaterales. También abogó por que las mujeres pudieran ocupar posiciones de mayor responsabilidad dentro de la jerarquía de la Iglesia, y le pidió a las diócesis y parroquias que “se concentraran en servir al pueblo de Dios y no en ser una aduana que impone reglamentos y condiciones a quienes quieren entrar en la Iglesia”.

Francisco se ha ido sin poder cumplir un sueño que había manifestado, y era su deseo de realizar una visita oficial a la gran China Comunista. Igualmente, los creyentes argentinos se quedaron con el dolor de que el pastor que salió de su suelo nunca regresó a su nación de origen después de ser elegido pontífice, principalmente, según explicaron sus voceros, por temor a que los partidos políticos en el poder quisieran aprovecharse de su visita para buscar apalancamiento popular.

El vicepresidente J. D. Vance visita al papa en el Vaticano, justo un día antes de su muerte. (Foto: AP News)

Habrá que esperar hasta después de sus exequias y de la elección del nuevo papa para poder hacer un balance más profundo y completo de los cambios, frutos y los desafíos que enfrentó con tanta paciencia y tesón el primer papa latinoamericano, el humilde pastor de las barriadas de Buenos Aires que, la noche de su elección, se presentó ante el pueblo de Roma como “el papa venido del fin del mundo”. Paz en su tumba.

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