Esta vida está llena de despedidas; nos despedimos de nuestros seres amados por diferentes razones: nos vamos de viaje, nos mudamos de vivienda (haga su propia lista) y hasta llega el día de la despedida causada por la muerte. Pero hoy que nos azota la Pandemia estas despedidas se han aligerado en gran escala. Con el aislamiento físico nos encontramos fuera de la normalidad que acostumbramos, pero, ya sea por bien o mal, estamos agarrados a los medios modernos de comunicación (facebook, tweeter…) haciendo el proceso de recuperación a una pérdida más lento. La realidad es simple, no sabemos si estamos bajo la impresión o entumecimiento del miedo, ira o depresión de enfrentarnos frente a este virus que a su vez nos enfrenta a nuestra propia mortalidad o a la pérdida de una persona amada. Nuestro cuerpo y nuestras emociones siempre se adormecen ante el dolor.
¿Se siente irritado con la pérdida de libertad causada por la Pandemia? ¿Por la pérdida de empleo? ¿La pérdida de espacio? ¿La pérdida de su rutina diaria? A menudo volteamos la ira contra nosotros mismos y nos sentimos culpables por algo que hicimos o no hicimos. Igualmente podemos dirigir la ira contra otros y con este encierro, cortesía de la Pandemia, contra nuestra familia. Cada uno de los miembros que viven con usted están pasando la misma pesadilla, especialmente los niños, muchos de los cuales ven en la escuela un refugio de la rutina. La casa se ha achicado, la comida no es suficiente y puede que hasta el oxigeno a respirar se nos haga escaso. La realidad es que no importa su situación la Pandemia nos obsequia tristeza, lágrimas, dolor, desolación y el temor que nunca termine.
Tenemos que darnos tiempo y espacio para sentir ira y dolor por una pérdida, cualquiera que sea la suya. Darles la misma oportunidad a todos en el hogar para no perder nuestra capacidad de vivir la vida con sus altas y bajas. La parte de nosotros que siente ira y depresión es la misma parte que siente paz y amor.
¿Regresaremos a la normalidad? Sí, la vida continúa, la pérdida es parte de la vida. Sin duda estamos aprendiendo mucho sobre nosotros mismos y nuestra familia. El don de la curación dice simplemente, “Permítete llorar cada pérdida. El cuerpo y el espíritu tienen su propio horario de curación, te dirán cuando se hayan curado”.
Personalmente he tenido suficientes pérdidas en esta vida para usar en muchas otras. He perdido seres amados por causas ajenas a mi voluntad, igualmente por voluntad propia. Pero he logrado darme el tiempo y el espacio de llorar y reconciliarme. Lo he logrado enfrentándome con conocimiento a la situación. He aprendido de cada situación y hoy puedo decir que soy una mejor persona. Todos estamos enfrentándonos a la Pandemia y sufriendo la falta de libertad, pero como Sócrates dijo: “El único bien es el conocimiento y el único mal es la ignorancia.” Tome el control que le da el conocimiento.